Sánchez, vente para la UAB

Sánchez, vente para la UAB
  • Teresa Giménez Barbat
  • Escritora y política. Miembro fundador de Ciutadans de Catalunya, asociación cívica que dio origen al partido político Ciudadanos. Ex eurodiputada por UPyD. Escribo sobre política nacional e internacional.

Y verás cómo los fascistas que se llaman a sí mismos antifascistas destrozan los tenderetes de quienes se atreven a decir que son españoles. Lo lleváis permitiendo año tras año porque sois unos cobardes y sólo queréis vuestro sillón. Y hablo de todos los gobiernos que ha tenido España, socialistas o populares, aunque nunca se habían alcanzado cotas de ignominia y cobardía como con vosotros, aceptando como socios “normales” a la extrema izquierda y a los independentistas después de que promovieran un golpe político. Por vuestra culpa somos el hazmerreír de Europa, con ahora mismo un juez como Llarena tratado como el pito del sereno. No sé si tú y los tuyos dormís bien por la noche, porque los nuevos privilegios y ventajas que disfrutáis parecen haber aplacado vuestras dudas y resquemores de antaño. Pero seguís dando de comer a la fiera, y las consecuencias de todo eso deberían caer sobre vuestras cabezas.

Me indigna. Me indigna y me enfurece lo que permitís en la universidad. La carpa de S’ha acabat! ha sido destrozada y los jóvenes que la habían puesto, insultados y humillados a pesar de los esfuerzos de la vigilancia privada de la UAB. Porque los ‘Mossos’ no han hecho acto de presencia.

La universidad vive horas muy bajas en cuanto a libertad política, intelectual y de expresión. Que gente como los de S’ha acabat! tengan que defender contra viento y marea la neutralidad ideológica universitaria y denunciar los casos de politización en las aulas es una de sus más ominosas señales. No son las universidades catalanas una anomalía. Por desgracia es bastante general. Es la revolución de los niñatos, alumnos que no van a aprender, sino a amedrentar. Mimados que quieren imponer su voluntad como llevan haciendo en su casa desde criaturas.

La universidad es un parvulario peligroso, con mucha testosterona y poca reflexión. Esos jóvenes de S’ha acabat son particularmente valientes. No es fácil para la gente de su edad salirse del guion de la mayoría. Estarían mucho más tranquilos si no se hicieran notar. Si siguieran la corriente, incluso conseguirían más ventajas para su carrera y su futuro. No debería ser así. No es justo que no les defiendan ni este rectorado y ni esa parte del profesorado que prospera groseramente en el medio. La otra, la que se rebela contra el statu quo nacionalista, la que aún conserva el amor al pensamiento y a la libertad de expresión es escarnecido.
Incluso en medios subvencionados por todos como Cataluña Radio.

Esta misma semana, una de tantas oportunistas, una presentadora de la que no voy a dar ni el nombre, les deseaba un «buen día de mierda» a todos los profesores universitarios que enseñan en castellano. ¿Su pecado? Que cuando cambian de lengua porque alguien no entiende se pasen del catalán al castellano. «Porque del castellano al catalán no pasa nunca», dijo la talibán. Al parecer han de valorarse más las cuestiones sentimentales sobre la lengua que el hacerse comprender por todos los alumnos.

Me gustaría saber si alguno de esos profesores que se niegan a cambiar de lengua al español -aunque algún alumno se quede in albis- habrá bajado a mostrar su oposición a los ataques contra los miembros de este colectivo. Ojalá haya algún docente nacionalista que aún sepa distinguir entre sus ideas respecto al uso de la lengua en el aula y el derecho de los estudiantes a denunciar esa última campaña del Govern que pretende elaborar listas de los profesores que dan sus clases en español. Pero no soy muy optimista.

 

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