Sánchez, un torero irrepetible

Sánchez, un torero irrepetible

Tras la primera lidia de resentidos en Moncloa quedó patente que el presidente Sánchez sabe torear a quien le pongan delante. Despachó al morlaco Torra, de la ganadería de los mercaderes, con sumo arte y le juró cuanto no iba a cumplir. Le paseó por los jardines de palacio, permitiéndole oler los cerezos en flor, terminando su faena con un prodigioso pase de pecho, antes de acabar con la bestia, que venía a decir: “o apoyas los presupuestos o ya puedes irte a tomar por saco”. La poca casta del bicho, tragó baúles, regaló bolígrafos con el hierro – lazo amarillo – de la Generalidad y volvió por donde vino. Soñando que pronto, cosa de un mes, sería lidiado de nuevo en Moncloa para pactar, antes de ser devuelto a los corrales, menudencias tales como la amnistía de sus compinches golpistas y la autodeterminación de su provincia. Anhelos vanos que un buen torero se quita de en medio con un par de chicuelinas de aquí te espero.

Cada día que pasa, siendo todos los días siguientes, la frialdad de la que Sánchez hace gala en el ruedo nos demuestra, que este lidiador de cuadrúpedos políticos, es un genio digno que merece ser inscrito en los anales de la tauromaquia. Le basta con no decir ni una sola verdad, pues miente más que habla, para siempre salir a hombros. A todos nos asombra su arte en el manejo del engaño. Le da lo mismo torear a una cabra que a un cabrón. Su capote es mágico y su muleta, letal. Hace faenas a los separatistas, a los proetarras y no digamos las que le saca a ese manso y nuevo rico de Podemos, a quien lleva por la calle de la amargura, de feria en feria. Le dijo que iba a ser vicepresidente y lo ha convertido en su mozo de espadas, ni siquiera en su banderillero. El fascinante mundo de los toros, cotiza al alza, ha nacido una estrella. Pedro cisne Sánchez está en los carteles.

¡Cómo torea este artista! ¡Qué impávida elegancia derrama tan joven maestro… sobre la arena! ¡Es un auténtico dios del engaño! ¡Burla a cualquier animal que le echen! Primero lo marea con arte y luego, ya embriagado, lo liquida con sangre fría. Le vitorean las masas, no hay tarde en que no corte orejas y rabo. Ha devuelto a España el fervor a la lidia como Dios exige, siendo ateo. ¡Viva Pedro, viva Sánchez, el inmaculado cisne! Estamos en las mejores manos, apuesten por él, pues solo un diestro de semejante categoría, puede llevarnos más allá de la tolerancia. Créanme, es un crack. ¿Quién no daría su vida a cambio de obtener un plagio de su autógrafo? La verdad no existe, lo sabemos la mayoría de los españoles.

La extensión de los derechos iguales, que garantizan la democracia facilitan, indudablemente, según profetizó Nietzsche, la violación de los derechos por igual. Lo digo para todos aquellos que desconozcan el programa político del cisne, torero irrepetible.

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