Sánchez tiene un plan

Me fascina tanto la atención que prestan los periódicos a un grupo mediático arruinado como Prisa, cuyo poder nada tiene que ver con el que ostentaba en tiempos de Polanco, alias Jesús del Gran Poder, como la testiculina que ha exhibido en las últimas semanas su presidente, Joseph Oughourlian, al negarse a secundar la locoide idea que el Gobierno quería imponerle: la creación de una TDT. Tanta admiración ideológica y empresarial me suscita su valentía como pena que no haya permitido materializarla porque hubiera representado la puntilla definitiva para una empresa que debe 825 millones tras pasarse décadas haciendo el mal a nuestro país. Una compañía que se dedica a destruir moral, institucional y territorialmente España con mentiras y esas medias verdades que son las peores de las falacias se merece la peor de las suertes además de todo nuestro desprecio. Dicen que los gritos de Sánchez al fracasar la asonada se escuchaban en la mismísima Carretera de La Coruña.
Su quintacolumnista en Prisa, José Miguel Contreras, ha pegado un gatillazo de campeonato, ya que él y nada más que él fue el cerebro de una idea, la de la televisión en abierto, que no se le ocurre ni al que asó la manteca. Hacerte un hueco en un mercado copado desde hace años por Atresmedia y Mediaset, duopolio similar al que rige en la mayor parte de Europa, es física y metafísicamente imposible por no decir el camino más corto al default. Y, por otra parte, ha hecho el más soberano de los ridículos ante su caudillo, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, que le encomendó crear una tele privada que contrapese a los malos-malísimos de Telecinco y Antena 3.
Cuentan que el por otra parte simpatiquísimo Contreras andaba llorando por las esquinas cuando el inquilino de El Pardo, perdón, La Moncloa, Francisco Franco, perdón, Pedro Sánchez, le ordenó una nueva operación casi igual de kamikaze que la anterior: botar a Oughourlian en la Junta General de Accionistas que se celebrará en junio. El marido de la tetraimputada Begoña Gómez no es el más listo de la clase pero indiscutiblemente sí el más killer y, consecuentemente, el más peleón. Y tiene una virtud de la que han carecido históricamente sus rivales: no le importa rodearse de gente más inteligente que él, circunstancia que visto lo visto no parece cumplirse con un Contreras que se antoja más la excepción que la regla.
El colaboracionista sanchista en Prisa, José Miguel Contreras, tendría que concitar el plácet de todos los demás para guillotinar a Oughourlian
Las espadas están en todo lo alto hasta junio o antes si se convoca Junta Extraordinaria. Tirar de la silla al empresario angloarmenio con pasaporte francés que preside Prisa es una misión imposible que ni el mismísimo Tom Cruise sería capaz de sacar adelante. Máxime cuando los caballos de Troya sanchistas se han comportado hasta ahora más como unos Torrentes de la vida que como el actor estadounidense que tritura villanos sin parar. Oughourlian, que controla el 29,5% de Prisa para no llegar al 30% que le obligaría a lanzar una OPA, tiene de momento amarrada su supervivencia gracias al respaldo que le ha otorgado el segundo accionista de referencia, Vivendi, que ostenta casi el 12%. Este emporio francés está controlado por Vincent Bolloré, íntimo de Nicolas Sarkozy y propietario de Canal Plus Francia, Universal Music, Hachette y la macrocentral de medios Havas. Vamos, que a Bolloré no creo que Sánchez le haga mucha gracia. Y Prisa para él es el chocolate del loro.
Sin Bolloré no hay tu tía. O casi. El colaboracionista sanchista en Prisa, José Miguel Contreras, tendría que concitar el plácet de todos los demás para poder guillotinar a un Oughourlian que o bien ha hecho de la necesidad virtud al ver próxima la caída del autócrata monclovita o simplemente se ha comportado como un empresario responsable al negarse a secundar una operación en la que iba a perder hasta los calzoncillos. O tal vez ha conjugado las dos opciones, que no tienen por qué ser excluyentes.
Los que conocen a Sánchez y los que no lo conocemos tanto tenemos claro que no da un balón por perdido. Resabios tal vez de su etapa de jugador de las categorías inferiores de Estudiantes, cuando debía tirar de garra para competir con rivales que le sacaban una cabeza. Lo demostró ese 23-J en el que, gracias a deméritos ajenos y tal vez al agujero negro del voto por correo, ganó contra todo y contra todos aún habiendo perdido las elecciones. Ahora esa alma en pena llamada Contreras ha de currarse el favor de los Polanco, que aún mantienen un 7% a través de Rucandio, Carlos Slim (otro 7%), la familia catarí Al Thani (3%), Santander (otro 4%) y ese conglomerado de cheerleaders sanchistas integrado por Andrés Varela Entrecanales, el propio Contreras, el turbio sindicalista que se quedó con Balearia, Adolfo Utor, y el no menos oscuro rey de las ambulancias de Andalucía, Diego Rubio, entre otros, que tienen en sus manos el 18% de los títulos. Pero quien decide es un extranjero: un Bolloré que de momento ha respondido con un «nanay» que tiene de los nervios al caudillo.
Siempre que hay que trazar una hoja de ruta, el presidente del Gobierno se fija en lo que antes implementaron Hugo Chávez y Nicolás Maduro
Sea como fuere, Pedro Sánchez tiene un plan que va más allá de Prisa. Lo de Prisa es simplemente estrategia mediático-política. Quien controla la opinión publicada, controla la opinión pública. De primero de Goebbels. Siempre que hay que trazar una hoja de ruta, el presidente del Gobierno se fija en lo que antes implementaron Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Ambos tuvieron claro que para mantenerse en el poder indefinidamente había que liquidar el Estado de Derecho, manejar los medios o cerrarlos si se empeñaban en ser independientes e invadir las grandes empresas privadas.
Las tropas sanchistas han tenido que dar la vuelta en Prisa pero preparan la contraofensiva, metieron la zarpa en RTVE a la mañana siguiente del mismísimo 29-O pasando de la DANA que arrasó Valencia y el derribo del Estado de Derecho va en camino con el Plan de Regeneración Democrática que en realidad es un Plan de Degeneración Democrática, con la Ley Begoña y con otra serie de medidas legislativas que nos aproximan a Venezuela a velocidades supersónicas. Donde han obtenido triunfos incontestables es en el libre mercado. Ya poseen el 28% de Indra a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, porcentaje al que hay que sumar el 14,3% de esa familia de self made men que son los Escribano, muy próximos a Moncloa, el ejemplar clan Aperribay, dueños de Sapa y de la Real Sociedad, y el propio Oughourlian, antaño aliado, ahora enemigo del alma.
El plan de Sánchez tuvo su punto culminante en Telefónica con la abrupta sustitución de José María Álvarez-Pallete por Marc Murtra, vinculado al PSC y que hizo escala previa en Indra. Que no son tontos lo certifica más allá de toda duda razonable el hecho de que no pusieron a un cantamañanas sino a un ejecutivo de primera que, entre otras cosas, multiplicó el valor de la acción de Indra un 150% en poco más de tres años. Esta semana han nombrado presidente no ejecutivo de Movistar+ al mejor amigo de José Luis Rodríguez Zapatero y secretario general de Juventudes Socialistas durante el felipismo, Javier de Paz, tipo hábil y brillante donde los haya, un componedor de manual. El telefonicazo se concibió en el falsario periodo de reflexión de Pedro Sánchez tras la imputación de Begoña Gómez. El indisimulado fin último es que el mayor anunciante privado de España estrangule publicitariamente a los medios libres.
Sánchez va camino de acumular más poder que ningún otro presidente en 48 años de democracia teniendo menos escaños que sus antecesores
Y ahora se han puesto una meta para mí utópica teniendo en cuenta que Isidro Fainé es mucho Fainé: mandar en Criteria, el mayor holding industrial de España propiedad de la Fundación La Caixa. Un objetivo para nada ajeno a las conversaciones que el Gobierno mantiene con Junts. Que el tikitaka Sánchez-Puigdemont atesora un componente judicial, legislativo y competencial constituye una perogrullada tautológica. Es decir, una obviedad al cuadrado. Pero el partido también va de poder empresarial, que nadie se engañe. Todos quieren colocar a sus peones, todos quieren ser más ricos. Conviene no olvidar que el Estado ya es titular del 17% de Caixabank a través de la Sepi, rescoldos del rescate de una Bankia-Cajamadrid que el Estado resucitó en 2012 de la mano de Mariano Rajoy.
Si Sánchez domina Telefónica, Indra, parte de Caixabank y lo acaba haciendo en Criteria y en su niño mimado, Prisa, acumulará más poder que ningún otro presidente en 48 años de democracia. Y lo que es mejor, teniendo menos escaños que cualquiera de sus antecesores. Lo cual multiplica exponencialmente el malvado mérito del personaje. Para culminar su plan necesita llegar a 2027 como sea, extremo cuasiimposible de cumplir toda vez que carece de Presupuestos y todo indica que seguirá careciendo de ellos en lo que resta de legislatura. El objetivo del objetivo pasa por dejar el mundo empresarial en manos amigas —desinvierta o no desinvierta la Sepi— en el muy probable caso de que 2027 sea el Waterloo definitivo de un autócrata que veremos cómo deja el poder en caso de derrota, si es que lo deja, que eso está por ver. Y en el mientras tanto la gran pregunta que me hago es la misma que se formulan ustedes: ¿cuál es el plan de PP y Vox?
Temas:
- Pedro Sánchez