Sánchez nada y guarda la ropa
Tras el intento de investidura fallido de Alberto Núñez Feijóo, ganador de las elecciones generales del pasado 23 de julio, el Rey propuso como candidato a Pedro Sánchez el pasado día 3 de octubre. De eso han pasado ya tres semanas y aún seguimos sin saber cuál será la fecha en la que el presidente en funciones intentará ser reelegido. Esta tardanza contrasta con las prisas que tuvo la presidenta del Congreso, Francina Armengol, para fijar la fecha del debate de investidura del candidato del Partido Popular cuando apenas habían transcurrido 24 horas desde que fuera designado por Felipe VI, poniendo de manifiesto que las oscuras negociaciones que el sanchismo está llevando a cabo con los independentistas catalanes de los que dependen, no han conseguido aún ponerlos de acuerdo.
De momento, tras el acuerdo entre el PSOE y Sumar comunicado en la mañana de este martes, Sánchez cuenta sólo con 153 apoyos confirmados, aunque los votos de los 6 diputados de Bildu puede darlos también por seguros, después de que el socialista se rebajara a hacerse la fotografía antes nunca vista de un presidente del Gobierno estrechando la mano a una dirigente condenada por enaltecer a ETA. Pero aun sumando los votos de los amigos de ETA y los de los amigos de Hamás – ISIS, Pedro Sánchez aún sigue lejos de los 176 escaños necesarios para ser investido y ni siquiera ha conseguido llegar en estas tres semanas a los 169 votos a favor que obtuvo el candidato del PP.
Aunque a los socialistas se les llena la boca hablando de la transparencia en sus negociaciones, la verdad es que ellos no están informando absolutamente de nada. Sabemos que la amnistía a los golpistas es algo ya concedido porque así lo confirman tanto los representantes de ERC como los de Junts, pero ningún cargo relevante del PSOE ha llegado a posicionarse abiertamente a favor de su concesión, sino que se mantienen caminando sobre el filo de la navaja, dejando abierta una posibilidad para el caso de que las negociaciones no llegasen a buen puerto. Una prueba más de cómo se pretenden estirar los plazos ha sido el teatrillo de fingir ahora el haber llegado por fin y tras arduas negociaciones a un acuerdo entre dos formaciones que, no sólo gobernaron en coalición la anterior legislatura, sino que incluso hicieron toda la campaña electoral de la mano. Algo así como si Sánchez estrechara la mano de Sánchez tras llegar a un acuerdo consigo mismo para votarse a sí mismo. Puro cuento.
El dramaturgo Agustín Moreto y Cavana escribió ya en el siglo XVII una comedia titulada La gala del nadar, es saber guardar la ropa, frase que el diccionario de la RAE interpreta como «proceder con precaución, sin arriesgarlo todo, al acometer una empresa, con el fin de estar a cubierto en caso de que fracase». Es evidente que Pedro Sánchez ha dado instrucciones para que, en su nombre, nadie diga una palabra que pueda comprometerles en el caso de que las negociaciones con Puigdemont no acaben por materializarse y Junts no le permita ser investido, por mucho que él haya estado dispuesto a entregarles a cambio. Sánchez nada y guarda la ropa con la que poder presentarse a un nuevo proceso electoral en el que todavía intentaría presumir de haber sido él quien no ha cedido ante unos independentistas que, en realidad, serían quienes no han entregado sus votos a cambio de todo lo que él está dispuesto a entregarles.
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