Sánchez caerá gracias a Trump

Sánchez trump
  • Agustín de Grado
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

Richard Nixon dimitió a los dos años de su impresionante triunfo electoral frente a McGovern (60% del voto popular y victoria en 49 estados) porque en 1972 la mentira política aún tenía castigo. Pedro Sánchez tiene un jefe de gabinete cuya tesis doctoral lleva por título La ética del engaño. Cuando Sánchez caiga, no será por haber gobernado con tanto entusiasmo y desvergüenza contra su palabra dada.

Tampoco caerá por que su vicepresidenta haya fulminado de un zarpazo el artículo 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el 24.2 de la Constitución española que consagran la presunción de inocencia mientras los súbditos aplaudían a rabiar. Sánchez ya se había cargado antes el principio constitucional de la igualdad de los españoles con la amnistía que le permite gobernar España desde Waterloo al precio del chantaje insaciable de quienes saben que exterminando la igualdad rompen la Nación.

Cuando Sánchez caiga, no será por haber empujado al destierro al Rey que trajo la democracia, convertido en delincuente, que es la condición ahora, una vez abolida la presunción de inocencia, de su esposa y su «hermanito», imputados por hasta nueve delitos de corrupción. Según el juez, Begoña Gómez pudo cometerlos desde la misma Moncloa en su condición de «mujer de», sin que Sánchez le reclame a la catedrática sin licenciatura las explicaciones que exigía en público a Don Juan Carlos desde su falsa atalaya de superioridad moral.

Tampoco caerá Sánchez por haber usado la Fiscalía como su Stasi particular para intentar destruir a un adversario político. Ni por mantener al fiscal general como guardián de la legalidad cuando ha sido cazado borrando las pruebas del delito. Total, pensará el marido de Begoña, yo me convertí en el primer y único presidente de la democracia condenado por la Junta Electoral Central, el órgano que vela por la limpieza de los procesos electorales, y aquí sigo.

Tener procesado por integración en organización criminal, tráfico de influencias, cohecho y malversación a quien durante años fue el número dos del PSOE y el ministro con mayor presupuesto del Gobierno hubiera tumbado a cualquier presidente del PP. Pero Sánchez no es del PP. Sánchez es de izquierdas. Por tanto, es muy guay, muy progresista y muy cuchipandi. Y todos sus socios, que también lo son y le pusieron en lugar de Rajoy para combatir la corrupción, hacen la vista gorda sobre esa trama donde las prostitutas de catálogo son lo más decente de lo que vamos conociendo.

Sánchez acumula 100 votaciones perdidas en el Congreso. Ha constatado que no tiene mayoría para aprobar los Presupuestos por segundo año consecutivo. Le da igual. Ni loco se hará un Felipe González, que en 1996 convocó elecciones cuando Pujol le bajó el dedo pulgar para siempre. Sería reconocer que no tiene mayoría para gobernar. La verdad es que nunca la tuvo. Lo que tiene es una mayoría para que no gobierne quien ganó las elecciones. Democracia lo llaman.

Cuando Sánchez caiga, será gracias a Trump. El único que con su patada al tablero mundial ha empujado al socialista a un callejón sin salida: acometer más gasto militar sin votos (socios) para aprobarlo. 14.000 millones no salen del trapicheo contable. Y si el PP no cede a los cantos de sirena que le animarán a “comportarse como un partido de Estado”, la huida hacia adelante se te acabó, Pedro. Game over. Nos vemos en la cumbre de la OTAN de junio, donde todos los aliados constatarán que España incumple sus compromisos porque gobiernas con amigos de Putin y activistas anclados en el «OTAN no, bases fuera». Salvo que hagas un ejercicio de responsabilidad devolviendo la voz al pueblo, como hizo Zapatero para zafarse de la crisis en 2011, pasarás a ser un apestado. El tonto útil de China en Europa.

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