Los refugiados ucranianos no han venido en el ‘Aquarius’

Refugiados

Me indigna ver cómo los países europeos tenían preparados la lista de sanciones contra Rusia con mucha antelación a la invasión en Ucrania, pero no tenían nada, lo que se dice nada, para hacer frente a la catástrofe humanitaria que se iba a avecinar. En los primeros instantes del estallido de la guerra, aquel infausto 24 de febrero, la ONU pronosticó que unos 5 millones de refugiados procedentes de Ucrania acabarían llegando a los países vecinos y del resto de la UE, como así ocurre.

La desinformación, la improvisación y la incompetencia ha sido la nota característica desde aquel 24 de febrero por parte de los gobiernos europeos, salvo contadas excepciones para afrontar la catástrofe humanitaria. Mención especial merece el gobierno polaco, ese ejecutivo tan vilipendiado por la izquierda globalista, que se ha caracterizado por su enorme generosidad y buen trabajo con sus vecinos ucranianos. En Polonia, hay más de 1,5 millones de refugiados ucranianos. ¿Dónde están todos los globalistas como González Pons del PP o Pedro Sánchez desde el PSOE que pedían la expulsión directa de Polonia de la UE? Por supuesto que, mirando para otro lado, o tratando de decir que no dijeron lo que todos escuchamos.

Pedro Sánchez es una vez más ejemplo de verdadera incompetencia en el trato a los refugiados ucranianos. Hasta la semana pasada no se publicó una página web por parte del Gobierno para resolver las principales dudas que cualquier individuo procedente de aquel país en guerra pudiera tener. No fue hasta el pasado jueves cuando el BOE acabó publicando el nuevo sistema a prestar a los ciudadanos ucranianos que vinieran de la guerra.  A Boris Johnson, primer ministro británico, le han dado hasta en el carné de identidad por no estar a la altura en su política de acogida de los refugiados ucranianos, pero es que en el caso de su homólogo español es de nota.

Sánchez no ha montado ahora la fastuosa acogida propagandística que realizó con aquellos huidos de África que venían en el Aquarius, a quienes a su gran mayoría se le denegó el estatus de refugiado. El presidente del Gobierno español no ha hecho nada para traer a una parte de los cientos de miles de personas que han huido del horror ucraniano como sí que hizo con el Aquarius.

Sólo Pedro Sánchez mueve un dedo cuando desde el punto de vista de la vileza del oportunismo político cree que puede sacar tajada mediática. El Gobierno de España no ha puesto ni un vehículo para traerse a España a esos cientos de miles de mujeres y sus hijos que han huido despavoridos de un país en guerra. Todos nosotros conocemos a decenas de personas, particulares todas ellas, que han cogido dinero de sus ahorros y se han alquilado furgonetas para viajar hasta Polonia o Rumanía para poder traerse al mayor número posible de personas. Al igual que Sánchez fletó varios vuelos para sacar a españoles y afganos de Afganistán, ahora tenía que haber hecho lo mismo, pero no.

Los miles de ucranianos que están llegando a nuestro país son en buena parte acogidos por la generosidad de otros miles de españoles anónimos que ceden viviendas, habitaciones o lo que tienen para dar un techo a todos ellos. La solidaridad y grandeza de los españoles se está viendo ahora, en el momento de mayor amenaza a nuestra convivencia pacífica desde la Segunda Guerra Mundial. Y mientras eso ocurre, ni Pedro Sánchez ni su Gobierno ha sabido estar a la altura.

 

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