¡Qué poco amor muestra Soraya al partido!
La trayectoria vital y profesional de Soraya Sáenz de Santamaría no se podría explicar sin su vinculación al Partido Popular. Antes de cumplir 30 años, ya era asesora jurídica del entonces ministro de Presidencia, Mariano Rajoy. Son, por tanto, casi dos décadas al servicio de una formación que la ha convertido en una de las representantes públicas más influyentes desde la Transición hasta nuestros días. Un reguero de cargos avalan su trayectoria: diputada, portavoz del PP en el Congreso, portavoz del Gobierno, ministra de Presidencia —también para las Administraciones Territoriales— y vicepresidenta del Ejecutivo. Un periplo repleto de notoriedad, poder y reconocimiento que aún hace más difícil de entender el poco amor que está mostrando a las siglas que se lo han dado todo.
En vez de ponerse a las órdenes de la nueva dirección de Génova 13 y servir al colectivo a través de su imponderable experiencia, prefiere borrarse de la primera reunión del Grupo Parlamentario en la era Pablo Casado. Algo que sugiere una más que posible salida de la política. Ahora que no está bajo el foco principal de la escena institucional, es como si hubiera dejado de interesarle. En un momento crucial como el que vive España, cuando la crisis en Cataluña y el Gobierno desnortado de Pedro Sánchez amenazan el futuro de la nación, su permanencia en la vida pública sería un gesto de consideración tanto hacia el país como hacia su partido. El PP, además, quiere volver a ser la referencia indiscutible del centroderecha en nuestro país. Para esa tarea, Pablo Casado ya ha declarado en repetidas ocasiones que quiere contar con todos los activos importantes del partido.
Soraya Sáenz de Santamaría es uno de esos valores fundamentales. No obstante, desde que Pablo Casado se impusiera con claridad en las Primarias populares, no hay labor que parezca interesarle como para seguir colaborando y hacer más grande el partido que le ha dado todo en política. De hecho, y a pesar de que Casado ha intentado asentar una relación fluida con ella, al presidente del Partido Popular le ha sido casi imposible llegar a un punto de encuentro. Soraya aún puede ser muy útil para el PP. Sin embargo, para ello debe pensar más en las siglas que en ella misma. Al fin y al cabo, se trata de devolver una pequeña parte de lo muchísimo que ha recibido. Sólo con esa humildad y con ganas de ayudar podrá tener un papel útil.