El PSC y Vox darán la campanada

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El fichaje de la ex candidata de Cs por el PP catalán, Lorena Roldán, ha quedado eclipsado por un rumor que circulaba desde hace meses en los mentideros políticos y que al final se ha hecho realidad: Salvador Illa sustituye a Miquel Iceta como la apuesta del PSC para presidir la Generalitat. Esto significa que los socialistas catalanes creen que pueden ganar las elecciones al Parlament, y juegan todas sus bazas. Aunque entre el electorado de centro derecha Illa sea muy cuestionado por su gestión al frente de Sanidad, es bien visto por los votantes catalanes de la izquierda no separatista, dado que forma parte del sector más ‘españolista’ del PSC, y junto a la número 2 del partido, Eva Granados, han ejercido de contrapeso a las posturas más cercanas al nacionalismo no independentista, que siguen teniendo peso en esta formación. Entiéndame, Illa no es “Santiago y cierra España”, pero es lo más alejado que hay en el PSC a dirigentes como Núria Parlón, la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet que encajaría perfectamente en Esquerra o en los comunes de Colau.

Además, su labor como ministro le da un perfil menos catalanista que el que tiene Miquel Iceta, lo que puede ser muy eficaz de cara al gran objetivo del PSC, recuperar todo el voto prestado que le quitó Ciudadanos en las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona en las autonómicas de 2017. De hecho, el fichaje de Rubén Viñuales esta misma semana van esa dirección: en veinticuatro horas ha pasado de ser el portavoz de Cs en el Ayuntamiento de Tarragona a ser el número 2 de la lista del PSC al Parlament por esta provincia. En plena época de vacunación, con la esperanza que eso genera, que Illa sea el candidato le va a dar una inyección de popularidad que le va ir muy bien al PSC. El poderoso aparato mediático de Ferraz se pondrá sin duda a ello. Y de paso Pedro Sánchez vuelve a demostrar su audacia: va a intentar demostrarle a Junqueras y Rufián que eso de tenerle ‘cogido’ en el Congreso puede cambiar según lo que pase en las elecciones catalanas.

Illa también va a intentar pescar en las aguas catalanistas, y por eso mantiene su alianza con los restos de la Unió de Duran i Lleida, Units per Avançar, formación que le ha dado pocos problemas en los últimos años. Y la número 1 por Gerona, Silvia Paneque, gobernó durante dos años el Ayuntamiento de Gerona junto a los neoconvergentes de la actual alcaldesa, Marta Madrenas. El mensaje es claro: el PSC va a vender al electorado que es el partido central de la política catalana y que es la única formación que puede intentar recoser las heridas que el separatismo ha abierto en esta sociedad. No le servirá para pescar entre el electorado separatista más radical, pero quizás lo consiga entre los soberanistas que estén cansados de tanta agitación y deterioro de la economía.

El PSC jugará en todas las direcciones. En Cornellà o Hospitalet de Llobregat pasearán al todavía ministro Illa, hablarán de las ‘políticas sociales’ de Pedro Sánchez e incluso, si conviene, recordarán que apoyaron a Rajoy a la hora de aplicar el artículo 155. En Gerona o en Vic dirán que gracias a ellos el 155 no cerró TV3, o que están a favor de los indultos, tal y cómo recientemente insinuó Pedro Sánchez en una entrevista televisiva.  Mientras, Ciudadanos va sufriendo fugas por todos sus sectores, y el PP desgasta la figura de su magnífico candidato, el mejor orador constitucionalista en el Parlament, Alejandro Fernández, fichando a Lorena Roldán, cuyo mayor mérito político fue participar en la Diada separatista de 2013. Hay cosas que no se entienden por mucho que se intenten explicar.

Así se las ponen a Vox, que será, y esto es afirmación, no opinión, la campanada de las próximas elecciones autonómicas. Olvídense de las encuestas que les dan entre cinco y seis escaños. Si de aquí al día de los comicios no cometen graves errores, la formación de Abascal conseguirá, como mínimo, diez diputados. Apunten esta cifra. La bolsa de votantes cabreados y hastiados con el separatismo que en 2017 fue íntegra para Ciudadanos se está decantando de manera mayoritaria por Ignacio Garriga. Conozco gente que va a votarles que jamás me hubiera pensado que lo harían, que es justo lo que detecté en 2017 con Inés Arrimadas. Si no meten la pata en las listas, o en polémicas estériles, van a entrar con mucha fuerza en la cámara autonómica catalana. Esto no significa que el PP saque un mal resultado, sobre todo si se olvida de las ‘sorpresas’ y las campañas de gatitos y perritos y da cancha libre a Alejandro Fernández, que es un magnífico candidato.

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