El PGOU de Palma es una estafa

El PGOU de Palma es una estafa

Que la aprobación diferida de las normas que necesariamente deben integrar la configuración de Palma los próximos 20 años plantea serias dudas, lo ha puesto de manifiesto hasta un catedrático de derecho administrativo de la UIB. El Partido Popular de Palma lo ha reiterado, así como, también, la falta necesaria de los preceptivos informes de las diferentes administraciones en el expediente del Plan.

El equipo de Cort se sabe de salida y el PGOU sólo es un pretexto para arengar a una izquierda desmotivada por una catastrófica gestión y para diferir una camisa de fuerza a las posibilidades de dibujar una ciudad distinta a la visión provinciana y carente de sentido de una izquierda radicalizada que proyecta una ilusión, porque es incapaz del todo, de presumir de cualesquiera de sus políticas municipales en Palma estos nefastos ocho años de su mandato.

El PGOU de Palma es la mayor estafa en la política municipal que se recuerda. La memoria (es pública) que llevó a su aprobación inicial construye un relato de una ciudad que no existe: datos que se remontan al 2009 (página 81 de la memoria), interpretaciones a estudios del año 2014 en que se aprobó inicialmente la revisión del PGOU por el Partido Popular, datos de integración laboral en la ciudad de 2006 (pag. 91 Memoria), los datos relativos a la vivienda son inválidos por extemporáneos (pág. 26 memoria social) escogiendo datos de 2011 y 2012. Para que se hagan ustedes una idea, hasta la propia Conselleria de Vivienda, del mismo partido en el Govern de las Illes Balears, corrige al Ayuntamiento, porque usa una fórmula errónea para analizar el escenario de crecimiento poblacional, manipulando la del propio INE y restando más de 50.000 personas a un escenario de colapso programado en el futuro.

Los precios del alquiler han aumentado más de un 52% en Palma (2013-2019) como consecuencia de las políticas socialistas de Hila. Tan burda es la manipulación que ante estos datos escogen las estadísticas de acceso a una vivienda en Palma usando datos de 2011 y 2012 (pág. 29 de la memoria).

Imaginen ustedes. El Plan de Ordenación Urbana de Hila proyecta 27.743 nuevas viviendas para los próximos 20 años, cuando la propia Dirección General de Vivienda del Govern de les Illes Balears, de su mismo color político, avisa de que harán falta más de 78.000.

El calvario no acaba aquí. Para elaborar el censo de viviendas vacías que pretende justificar sus expropiaciones y achacar a los propietarios todos los males de la vivienda en Ciutat, escogen datos del padrón del año 2011, es decir, de hace 12 años. Son los mismos datos que usan para determinar el metro cuadrado de vivienda por habitante (pág. 33 memoria); es demencial.

Tan preocupados están por la educación, que en la memoria del propio Plan General ni siquiera mencionan los centros educativos por habitante en Palma, recibiendo el reproche de la propia Conselleria de Educación, por no disponer de las reservas de suelo para construir nuevos colegios, así como disponer las necesidades educativas de Palma.

Les importa tanto la vivienda social, que la propia memoria, otra vez, dispone que de las 172.087 viviendas de Palma, únicamente 1.548 (es decir, un 0,8%) son viviendas públicas, toda una declaración de su gestión los ocho años que han ocupado el Ayuntamiento palmesano.

Todas estas informaciones son públicas y las pueden contrastar. Por eso decimos que, aun estando en desacuerdo con el propio Plan, las conclusiones a las que llega son erróneas y absolutamente temerarias habida cuenta de la metodología y los datos usados para vestir al santo. Se trata del futuro de más de medio millón de palmesanos los próximos 20 años, no es una cuestión baladí.

Es el PGOU más opaco y con más falta de participación en su elaboración de la historia de Palma y, al tiempo, el que más alegaciones ha recibido fruto de la contestación social a un modelo de imposición burdo contra una ciudad que está viva y se defiende.

Asuntos como los Planes Generales de ordenación urbanística deberían contar con acuerdos políticos esenciales que les garantizaran permanencia y seguridad jurídica: justo lo contrario de lo que este PGOU, que nace muerto, ha tratado de hacer con socialistas y comunistas al mando.

Es un Plan de la Palma del pasado. Lo han diseñado los mismos que han convertido Palma en un estercolero (somos la primera ciudad más sucia de España), en la quinta ciudad más insegura del país y en la que más difícil es acceder a una vivienda: todos estos hitos son los que marcan las políticas del socialismo en la capital, son el presente, pero sobre todo, representan un pasado que llega a su fin. El pasado pretende hipotecar el futuro, un silogismo imposible para la prosperidad y las posibilidades de una ciudad irrepetible. Hay esperanza, vamos a sacar al pasado de Cort, porque el pasado no puede liderar el futuro.

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