El perverso ‘efecto Ucrania’ sobre Andalucía

Ucrania

Dos elecciones hay en España en los próximos tiempos: la autonómica en Castilla y León, de la que tanto estamos hablando, y la de Andalucía de la que vamos a hablar. Pues bien: según las más fidedignas noticias, en el palacio de San Telmo, sede de la Junta de Andalucía, preocupan sobremanera las consecuencias que puede tener para la región y consecuentemente para sus resultados electorales, el desencadenamiento de una descarada conflagracion bélica entre occidente, Estados Unidos para qué nos vamos a engañar, y Rusia y su aliado que ya ha salido a la palestra: China.

Ahora mismo Andalucía transpira datos formidables, de alguno de ellos poco nos estamos ocupando. Por ejemplo: es la región que en esta época de vaciamiento demográfico está recuperando más vecindario: en sólo dos años hay noticias de un total de 280.000 contribuyentes más que están dejando una pila de millones a los que no se deja de referir el consejero de Economía, Juan Bravo. Esta significativa cifra, unida a un soberbio pronóstico que están formulando los mejores expertos económicos del país, podría ralentizarse o incluso interrumpirse, si las amenazas de unos y otros, lleva la sangre a las estepas ucranianas. La idea muy optimista es que si la guerra no estalla, y el Covid no nos sigue haciendo la puñeta, en menos de una decena de años, Andalucía será la segunda autonomía más próspera de España, por encima desde luego de Cataluña, que se está deslizando a posta por la pendiente de la irrelevancia.

Los gobernantes andaluces, sin embargo, están muy asustados. Tanto por lo menos como se encuentran los ejecutivos más sensatos de la Unión Europea. Y tienen razón para sentirse así, porque en los últimos meses ya se está notando una estabilización, cuando no un descenso en las grandes inversiones que podrían estar llegando a la región. Es seguro que el presidente andaluz, un templado personaje que ha supuesto una auténtica sorpresa en la política general del país, tiene pavor a que la guerra le revoque sus planes y también a otros dos pormenores importantes: a que el Covid siga con nosotros, y, en tercer lugar, a que se vea impelido a disolver su Parlamento simplemente porque como él suele repetir de común, con una cámara abiertamente hostil no se puede gobernar, hay que cerrarla. Y sobre esta constancia hay que añadir un novísimo elemento: este jueves, dando una muestra más de que su ruptura con el Partido Popular es irreversible, Vox ha vuelto a votar junto con los socialistas y la izquierda más extrema. Abascal y la presunta candidata Olona, sabrán hasta qué punto soportan sus variopintos simpatizantes estos achuchones cómplices a la izquierda más radical.

Andalucía es, por lo demás, cuna de acogimiento para los enormes capitales rusos que, sobre todo, aterrizan en Málaga, provincia junto a la sorprendente Burgos, los dos territorios más en boga y de moda en España entera. Los rusos -de algunos de ellos no se puede siquiera hablar, eso ya conoce- han sustituido a los jeques árabes en su predilección por Andalucía.

¿Qué ocurriría si España, como parece, engorda una posible coalición occidental para combatir, de una u otra forma, con el indeseable Putin? Los empresarios de la región ni siquiera se atreven a pensarlo, pero temerlo ¡vaya si lo temen! En el caso de que los dos mundos en conflicto se pusieran de acuerdo y pospusieran sus ánimos guerreros, este próximo verano será la consagración de un auténtico chollo para Andalucía. La Junta tiene previsto que si el drama universal no se produce, y el dichoso y brutal Covid nos deja en paz tras dos años de dura batalla contra él, entre junio, o quizá mayo, y octubre, llegarán a las costas, tambien ¡ojo! a los pueblos y capitales, no menos de treinta y tres millones de turistas.

En realidad, lo nunca visto.

En esta situación, y contando con estos condicionantes que pueden barbarizar y demoler cualquier previsión sobresaliente, ya existe la impresión generalizada de que Moreno Bonilla, se inclinará por disolver su Parlamento en abril, quizá entre la Semana Santa y la Feria de Sevilla, y convocar elecciones para uno de estos dos domingos de junio: el 12 o el 19, más tarde no, porque cuando ya los colegios cierren está demostrado que los electores del centroderecha se van a la playa a tostarse. Javier Arenas, que ganó unas elecciones, pero no pudo gobernar da fe de ello.

El centro oficial que realiza sondeos en todas estas provincias sureñas, y que tiene reputada fama de solidez y hasta de independencia, ha ofrecido esta misma semana, la más reciente muestra que se conoce. Sus datos son exactamente estos: el Partido Popular se mueve entre los 44 y 45 escaños, el PSOE entre los 33 y 34, Vox entre los 15 y 16, Ciudadanos no pasa de 3, y toda la ultraizquierda, ahora dividida en cuatro facciones, si se alía, aunque sea de forma episódica, no alcanzaría más de 14 representantes. O sea, que en todo caso, el ex alcalde hispalense Espadas del brazo y por la calle con los comunistas de la peor condición, no alcanzaría los 54 escaños que deparan la mayoría absoluta. Una aspiración general que según advierten todos los demóscopos, nunca más va a aparecer por España.

Todavía existen los que desdeñan los efectos nocivos que nos puede acarrear el brutal Putin. En Andalucía -ya lo ven- sería fatal para las ambiciones del Partido Popular de ganar las elecciones. En esta región sí que se puede afirmar algo con total certeza; aquí como en Castilla y León el PP no tiene la menor intención de ofrecer la entrada en el Gobierno a Vox, un partido -ya se ha comprobado esta semana con la presencia de los más radicales europeos- ensoberbecido y ocupado en instalar en el mundo una nueva Internacional: la de la Ultraderecha. Putin curiosamente les está ayudando en el menester. Quizá por ello, Abascal sigue impávidamente callado. ¿Hay alguien por ahí que sepa lo que piensa este hombre sobre algo? No hay noticias.

Lo último en Opinión

Últimas noticias