¿Pero de verdad son candidatas para Europa?

elecciones europeas

¡Contra la derecha y la ultraderecha! La campaña del PSOE para las elecciones europeas es en realidad la misma campaña, la de siempre, la única, aunque repetible y repetida. Poco ha variado desde la del dóberman de 1996; heredada de una generación a otra, y especialmente desde que dejaron de ser los socialistas del 78 y decidieron volver a ser los frentepopulistas del 36.

Poco importa que los que la crearon entonces la abandonaran después, entendiendo que era solo una campaña efectista para no perder aquellas elecciones y no un proyecto para cambiar el régimen. Por eso, mientras González y Guerra andan haciendo bolos con Aznar al otro lado del muro sanchista, el socialismo ha consolidado el frentismo y, partiendo del pacto del Tinell, ha llegado al insomne pacto con Podemos, al veinte veces negado pacto con Bildu y, finalmente, al pacto de Waterloo, con amnistía y mediador en Suiza.

Y claro, ahora la ministra candidata Ribera, que ya trae en la mochila su trasnochado ecologismo, sectarista y ruinoso (su política energética, nucleares incluidas, ha sido repudiada en toda Europa), se tiene que colgar a una campaña que el presidente Sánchez con sus urgencias internas ya le ha dejado orientada: muro y cordón sanitario a la derecha, fango y victimismo para tapar la corrupción y la agenda internacional del Grupo de Puebla.

¡No se puede estar más desalineado con el presente y, sobre todo, con el futuro inmediato de la Unión Europea!

En primer lugar, el arco parlamentario europeo va a ser, de acuerdo con todos los sondeos, cada vez más azul, e incluso de azul más oscuro: los grupos políticos de derecha obtendrán por encima del 50% de los parlamentarios en los siete países más importantes y poblados de la Unión; y los grupos del ECR (los conservadores-reformistas con los que se agrupa Vox) y del ID (los identitarios que lidera Le Pen) serán los que incrementarán ostensiblemente en número y muy lógicamente en influencia. (Es muy sintomático el acercamiento táctico de Von der Leyen con la presidenta Meloni).

Mientras tanto, los socialistas europeos perderán parlamentarios y también lo harán significativamente los verdes. Y, en general, la izquierda disminuirá sus posibilidades de conseguir mayorías junto con el grupo liberal reformista de Renew que va a perder más del 20% de sus apoyos; entre otras cosas, por querer hacer un cordón sanitario a la derecha holandesa de Wilders, que ganará ampliamente en los Países Bajos.

Lo de los bulos y el fango es una farsa de consumo interno. A la opinión pública europea, con más cultura democrática, lo de perseguir políticamente a la prensa no adicta como que no lo les cuadra mucho. De lo del fin de semana largo de Sánchez se quedaron más con: esposa del presidente, corrupción con fondos europeos, tráfico de influencias, investigación judicial… ¡Como para poner la mano en el fuego con nuestro historial! Y encima ahora que vamos aprobando leyes para amnistiar a políticos corruptos.

Por último, en Bruselas y en las cancillerías europeas no pueden creer la deriva en la política internacional española, que nominalmente está a cargo de un diplomático profesional que también es responsable de las relaciones con la Unión. Veamos: la mitad del Gobierno, y no solo los ministros de Sumar, acusando a Israel de genocidio; el reconocimiento extemporáneo de un Estado palestino controlado criminalmente por Hamás; el abandono al pueblo saharaui y las deterioradas relaciones con Argelia; el sospechoso compadreo con los regímenes bolivarianos; la crisis infantil e impostada con Argentina. Alguien de la carrera le debiera recordar al ministro pelota Albares que las llamadas a consultas y las retiradas de embajadores son actos diplomáticos que representan, precisamente, los fracasos de la diplomacia.

Para el resto de las candidatas del sanchismo, es decir, las de Podemos, Sumar o ERC/Bildu, tener que hacer esa campaña profundamente antieuropea no les produce ningún problema. Y no solo por coherencia con su trayectoria, sino porque ellas son lo que son, comunistas, y ni entienden ni quieren entender lo que es Europa. Los clásicos valores de la libertad, el humanismo cristiano, la primacía de la ley, el estado social y de derecho, el liberalismo económico o el pluralismo político les quedan tan lejos como alejada está la democracia de las sociedades con las que se hermanan o de los regímenes con los que se identifican.

Su bagaje y sus aspiraciones no son una elucubración, están en su programa y en la propaganda que buzonean. Y no se dejen engañar por la foto de Irene Montero en los carteles callejeros, con su melenita y esa mirada contemplativa. ¡No, no es la monja de religión de las Teresianas!

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