Opinión

El peor político de Europa

Cuanto más cae el crédito personal de Sánchez, el peor político de Europa, más suben el gas, la luz, la cesta de la compra, la inflación, los peajes, los alquileres, la vivienda, las hipotecas y la brutal presión fiscal a la que nos somete para gozar, sin límites, de todas sus prerrogativas y abusos. Desde 1978 nunca tuvimos un déspota que rigiera de manera tan caótica nuestros destinos (con la venia del profeta ZP). Pregunten a la gente del campo, de la pesca, a los camioneros y autónomos, trabajos que ha condenado a la ruina total. Y encima, el  farsante declara que «la economía va como una moto», cuando de ir va en mobilete, pues la deuda pública ya asciende a ¡1,57 billones! Falsea los datos de empleo con la Yoli, que no sabe ni Sumar y trampea el número de parados como un vulgar trilero. Basta escuchar a Daniel Lacalle, economista solvente, para conocer hasta dónde alcanza la indecencia del fraude.

El zumbado deposita el futuro económico de la Nación en manos de María Jesús Montero, médica y gestora sanitaria, nombrada vicepresidenta primera del Gobierno de España, en lugar de Nadia Calviño. Supongo que, como buena curandera, le inyectará adrenalina a la mobilete, a ver si así arranca. Según un sondeo de fin de año, la ministra de Defensa, Margarita Robles, fue la única integrante de este Gobierno de locos -más conocido como Frankenstein 2- que obtuvo un aprobado. Los veintitantos ministros restantes fueron suspendidos por quienes rellenaron la encuesta debido a su inutilidad manifiesta y enfermiza propensión al derroche.

Falta lo verdaderamente repugnante para convertir tal Gobierno en progresista: sus socios. Desde un prófugo de la Justicia que obliga a Sánchez a bailar al son de la sardana al capullito de alhelí Pere Aragonés, que se estira y retira la bandera de España en su presencia; o el ogro Oriol Junqueras, avaro que le saca cuanto se le antoja; y los habituales del PNV Andoni Ortúzar y Aitor Esteban, que se enroscan y se venden a cualquiera; y el capo de la mafia de la ETA, Arnaldo Otegi, que tiene las manos manchadas de sangre inocente y que se las da de íntimo amigo del psicópata. Lo mejor de cada casa, malas compañías para seguir en La Moncloa. Y el muy hipócrita dice que respeta la Constitución, que adora a Felipe VI y que jamás ha cruzado una línea roja en su vida. De la nada al suicidio político hay poco trecho.