Obsesión con Cifuentes, olvido con los etarras
Parece que las irregularidades que se dan en España a lo largo de varios centros universitarios sólo tienen como protagonista a Cristina Cifuentes. No obstante, mientras informadores y ciudadanos parecen obsesionados con la presidenta de la Comunidad de Madrid —si como parece ha mentido tendrá que dimitir— otros casos se suceden y por ahora quedan en nada a pesar de su gravedad. OKDIARIO está revelando en exclusiva cómo la Universidad del País Vasco (UPV) tuvo un comportamiento cuanto menos sospechoso con los etarras que teóricamente estaban matriculados en dicha institución. Si el martes publicábamos que la UPV nunca entregó al juez las actas de los 76 etarras matriculados para lograr beneficios penitenciarios, este miércoles sacamos a la luz que dicha Universidad no guarda copia de los exámenes falsos de esos presos de ETA.
Estamos hablando de personajes tan siniestros para la historia reciente de nuestro país como los asesinos Iñaki de Juana Chaos, Inés del Río o Francisco Mujica Garmendia, alias Pakito, entre otros muchos. Este caso debe reabrirse, ya que quedan demasiados interrogantes en el aire y las pesquisas de la Guardia Civil son concluyentes. Hay que tener muy en cuenta la información que aporta el Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco (Covite), cuya denuncia especifica que los documentos “habían sido falseados utilizando DNI correlativos” o también “estableciendo que cursaron los exámenes de acceso hasta diez años después de haber comenzado los estudios” con el agravante de que en algunos casos ni siquiera existían las vías de acceso. Con todos estos tejemanejes, los presos etarras consiguieron acogerse a diversas prebendas.
Las universidades en España no pueden servir para inflar el currículo de los políticos. Nadie pone en duda eso. No obstante, resulta ignominioso que la laxitud gestora de algunos centros educativos como la Universidad del País Vasco haya servido para que numerosos terroristas puedan llevar con más comodidad sus condenas. Condenas que, en varios casos, fueron por matar u ordenar matar. Este caso no puede cerrarse así, ni muchísimo menos. Pendientes están posibles delitos de terrorismo y falsedad documental. No obstante, sobre todo está el honor a la memoria de las víctimas de ETA y sus familiares. Luchadores ahora que la democracia prevalece, pero también en los tiempos más duros cuando las muertes eran casi diarias. No merecen que se queden sin investigación y castigo los favores que le hicieron a algunos de los asesinos de sus seres queridos.