Un Nadal en el PP 

Un Nadal en el PP 

La oficialización del gran Toni Nadal, hacedor principal del mega campeón, como consultor de la fundación del PP (antes conocida como Humanismo y Democracia; luego con el casadismo, Concordia y Libertad y ahora con Feijóo, Reformismo21), es una magnífica noticia y la confirmación de que el principal valedor y divulgador nacional de los conceptos «esfuerzo» y «capacidad» encuentra acomodo (sin vinculación laboral y en calidad de asesor) en una plataforma desde la que recordar a los asesorados la importancia del exitoso Nadal style.

El tío Toni ya había dado pasos en ese sentido al secundar recientemente eventos junto a la lideresa madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en los que subrayó que sin aquellos ingredientes es difícil sacar las vidas adelante y mucho menos ningún país que se precie.

Estamos asistiendo dentro del principal partido de la oposición a una catarata de fichajes por parte de la formación feijoxística que recuerda en demasía a lo ocurrido a mediados de los años 90 del siglo pasado cuando Aznar decidió rodearse de todo lo que pasaba por ahí. Acariciar el poder cuenta con esa ventaja. Cuanto más cerca está la pieza, más fácil es echar el lazo. Ocurre que cuando se llega al objeto perseguido, el poder, el teórico asesorado se olvida de los papeles anteriores para hacer frente a una realidad de gobierno que no coincide en muchos casos con las exigencias del guión. Es entonces cuando se produce la decepción y el abandono. El ejercicio comparado con lo ocurrido hasta la fecha viene a confirmar que los partidos políticos -no sólo en España-buscan más el fondo que la forma; dicho de otro modo, el nombre y apellido que los contenidos como forma de atraer electores. Es humano y, desde luego, inteligente.

Siempre he creído y escrito que los valores demostrados por los Nadal (tío y sobrino) tienen que ir más allá de los partidismos y las capillas ideológicas. Bien mirado, los valores de capacidad y esfuerzo tendrían que resultar algo intrínseco a una formación de centroderecha, por encima de cualquier otra consideración. Los sectarismos rancios, según nos enseña la Historia, van por otros derroteros.

Por ello, hay que saludar con el mismo proceder con el que se conduce por la vida Toni Nadal su fichaje por la fundación del PP. Insisto, lo importante no es solamente su ejemplo diario, que lo es. Lo sustancial es que su mensaje dentro, incluso, de la formación sea tenido en cuenta por la persona que decide. Algún otro fichaje anunciado a bombo y platillo, excluyendo los nombres señores de Piqué, Escolano o la gran Fátima Báñez, aparecido podría parecer pura filfa, no exenta de arribismo y autoventa fatua a la que la dama en cuestión tiene acostumbrados a los que la conocen.

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