Marruecos toma al Gobierno de España por el pito del sereno

Marruecos toma al Gobierno de España por el pito del sereno

La salida del líder del Frente Polisario de España -su entrada y estancia en nuestro país ha sido un cúmulo de disparates más propio de la T.I.A de Mortadelo y Filemón que de una democracia avanzada- ha llevado a Rabat a valorar seriamente la ruptura de relaciones diplomáticas. Debe quedar claro que la estrategia de extorsión y chantaje de Marruecos no admite duda, como tampoco el hecho de que el Ejecutivo socialcomunista se ha comportado con una torpeza inusitada, rayana en el ridículo. Permitir la entrada -y sobre todo en las circunstancias en que se produjo- de Ghali ha sido un error descomunal. Pero no es sólo eso: que Marruecos se comporte siguiendo la vieja estrategia de siempre; esto es, utilizando a seres humanos a modo de «ejército» invasor resulta inaceptable, pero eso no quita para que el Ejecutivo de Pedro Sánchez tenga razón. Todo ha sido un gigantesco despropósito. Lo que no se puede hacer, en ningún caso, es lo que ha hecho el Gobierno: dar cobertura al líder del Polisario -tratando de engañar a Rabat- y no prever que la respuesta de Marruecos sería la que ha sido -el asalto a Ceuta- y la que puede ser: la ruptura diplomática.

El Gobierno socialcomunista ha exhibido una bisoñez insólita: su debilidad es tan grande que en estas horas críticas mira a Rabat con estupor, suspirando porque las amenazas de la nación vecina no se hagan realidad. Y Marruecos sigue tensando la cuerda, llevando al límite una crisis en la que se está aprovechando de la debilidad del Gobierno de España, cuyo presidente se comporta como un aprendiz en mitad del avispero. España necesita un presidente sólido, capaz de tejer alianzas con las naciones más avanzadas, alguien que en circunstancias como las actuales sea capaz de infundir respeto. Marruecos practica como nadie el chantaje en sus relaciones diplomáticas y Sánchez practica como nadie el tancredismo en política exterior. El resultado es que Marruecos ha tomado al Gobierno de España por el pito del sereno.

 

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