Marlaska, la ignominia hecha ministro

Marlaska, la ignominia hecha ministro

Lo del Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska es una ignominia. El pasado 3 de septiembre, los guardias civiles desplegados en Alsasua en la marcha  Ospa Eguna (Día del adiós) convocada por los proetarras fueron recibidos al grito de «¡asesinos!» y expresiones del tipo ««Esos de ahí enfrente, torturan a la gente» o «Perros guardianes del orden y la Ley, asesinos a sueldo». Sin embargo, el Ministerio de Interior, que llegó a convocar una reunión de su Oficina contra los Delitos de Odio con presencia del propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de Marlaska por una falsa denuncia homófoba en septiembre de 2021, se ha puesto de canto -lo que supone ponerse del lado de los proetarras- y permanece de brazos cruzados ante este evidente acto de humillación, acoso y ataque a la Benemérita.

Si lo ocurrido en Alsasua no fue un delito de odio, ya nos dirá Marlaska que entiende por delito de odio. Lo que parece evidente es que Marlaska persigue este tipo de delitos en función del interés del Gobierno. Si los que cometen el delito son proetarras, Marlaska mira para otro lado, pero si las víctimas del presunto delito son próximas al Ejecutivo o conviene rentabilizar políticamente el ataque, entonces Marlaska monta con carácter de urgencia una reunión de la Oficina contra los Delitos de Odio a la que asiste en persona el mismísimo presidente del Gobierno.

Como el ministro se ha dedicado durante toda la legislatura a hacerle la vida imposible a los agentes de la guardia civil y a servir a los intereses políticos de los proetarras de Bildu, lo ocurrido en Alsasua le parece una cuestión menor, un asunto irrelevante ante el que no tiene nada que decir. O sea, les llaman «asesinos» y «perros», pero como son guardias civiles Marlaska se hace el despistado y minimiza lo ocurrido. Quién te ha visto y quién te ve, Marlaska. Lo del Grande de tu apellido es cada vez más un eufemismo.

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