La marioneta olfatea su fin
Pinocho farda de ego (traficando con verdades que son falsedades) y desoye el sabio consejo de Jules Renard: «Alguna vez di una verdad, para que te crean cuando mientes». Algo del todo imposible porque tan ridículo ególatra nació con el vicio de engañar a la ciudadanía. Tiende tantas trampas como la araña y su credibilidad roza el cero. Apenas le creen unos pocos ministros de su Gobierno corrupto. Está más solo que la una, pero, antes de suicidarse en las elecciones del 28M, sigue pavoneándose de su lindo ego, siendo ya, un cadáver político. Baltasar Gracián alertó de que: «El mentiroso tiene dos males: que ni cree ni es creído».
En el Parlamento, lugar donde se habla como indica su nombre, leyó mentiras trenzadas por sus 800 asesores y aburrió a las ovejas, pues las conocíamos… Menos mal que el excelente discurso de la siempre brava Inés Arrimadas transformó las filfas de la marioneta en las realidades que abruman a la gente de bien, que repudia el farsante y todas las tribus que integran su Gobierno Frankenstein, contra el que un muy lúcido y valiente Tamames cargó, para evitar el sobrepeso nacionalista. Cuando Santiago Abascal habló sin papeles, como hay que hablar en el parlamento, destrozó a la marioneta. Así que la moción de censura, sí sirvió para algo, para indicarle al okupa la puerta de salida de la Moncloa.
La última versión que leyó de Superman en un tebeo este gachó, que plagia lo que pilla para seguir en el poder, al no asimilar lo que lee, confundió a Clark Kent con Pinocho y creyendo ser Superman, acabó siendo la marioneta. Desde que Yolanda Díaz apareció en su vida se ha vuelto loco. La gallega, que tiene más de meiga que de política, ha dinamitado la alegre coalición, llegó para sumar y sumó tanto, tanto, que la convirtió en un gallinero de histéricas.
Albert Camus dijo: «La libertad consiste en no mentir, allí donde prolifera la mentira, la tiranía se perpetúa». La mala educación del tirano le llevó a no despedirse de Tamames. Por lo visto andaba ocupado con su viaje a Pekín. Bruselas le advirtió de que no abordara con Xi Jinping el plan de paz chino para Ucrania. Paolo Fava aclaró en El Español que «Pekín no tiene una posición ecuánime, sino que trabaja, diplomáticamente, para favorecer a Rusia». Aún así, la intrépida marioneta se va a China a hacer lo de siempre, el ridículo. Espero que la marioneta vote en la caseta de un guiñol. Es lo suyo.
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