VIAJE OFICIAL A CHINA

Xi despachará a Sánchez en una mañana mientras dedicará a Scholz y Macron cuatro días a cada uno

El presidente viajará al gigante asiático los días 30 y 31 de marzo

El enviado especial de Xi Jinping ignora a Pedro Sánchez en su gira europea

Xi jinping Sánchez
Sánchez, Xi y Scholz.
  • Joan Guirado | Jorge Mestre
  • SANTO DOMINGO | BRUSELAS

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viajará la semana que viene a Pekín para reunirse con su homólogo chino, Xi Jinping. Lejos de la importancia que le quiere imprimir Moncloa al viaje, otorgándole un estatus a Pedro Sánchez que no se corresponde con la realidad, la visita del jefe del Ejecutivo español a China se enmarca dentro de una ronda de invitaciones por parte del mandatario asiático a varios líderes europeos. Antes, fueron el alemán Olaf Scholz y en los próximos días irán Emmanuel Macron y Giorgia Meloni. A todos ellos, la administración china les dedicará cuatro días, ocho veces más que a Sánchez, que estará en la capital medio día. La semana que viene, antes de la llegada del líder del PSOE, Xi Jinping recibirá también al brasileño Lula da Silva, que ha sido invitado una semana y no una mañana como el jefe del Ejecutivo.

Tras filtrar la invitación por parte de Xi al periódico de referencia de La Moncloa, el equipo del presidente se encargó de repetir a los periodistas que «se trata de un viaje de gran importancia para alcanzar la paz en Ucrania». Con intereses diametralmente opuestos, ya que España apoya a Kiev y la estrategia OTAN, mientras China respalda a Moscú y la estrategia de Vladímir Putin -con el que se reunió hace unos días-, el gabinete de Sánchez pretende vender la invitación de Xi Jinping que ha cursado previamente a otros mandatarios como un acercamiento al presidente español de cara a convertirse en un mediador de primer orden de cara al proceso de paz que ponga fin al conflicto en territorio ucraniano. Hace unas semanas el emisario de Xi Jinping ignoró a España durante un viaje que realizó por Europa.

Pedro Sánchez se desplazará al continente asiático el miércoles de la semana que viene, aprovechando así para no acudir a la sesión de control. Antes se prevé que realice la obligada crisis en su gabinete para relevar a las ministras de Industria y Sanidad, Reyes Maroto y Carolina Darias. A su llegada a China con un grupo de periodistas seleccionados por Moncloa en su avión el día 30, el jefe del Ejecutivo, participará en el Foro de Boao, una cita similar al foro económico de Davos, pero en Asia. De ahí, ese mismo día, viajará a la capital del país para reunirse el día 31 en Pekín con Xi Jinping.

En diplomacia, los detalles lo dicen todo. A pesar de que Sánchez y su equipo están vendiendo como un éxito galáctico el viaje a Pekín del presidente español la semana que viene, 30 y 31 de marzo, dicha visita ya es más corta que la que el propio Xi Jinping hizo a España en noviembre de 2018. Descontando los momentos de aterrizaje y despegue la visita quedará reducida a la mínima expresión. Una mañana, será realmente el grueso de las reuniones, según señalan fuentes diplomáticas a OKDIARIO.

Pero no sólo es eso, el canciller alemán, Olaf Scholz, quien ya estuvo en China en diciembre mantuvo una agenda de cuatro días en el gigante asiático. Son los mismos días que hay previstos para la visita del presidente francés, Emmanuel Macron, en la primera quincena de abril. O los que también la diplomacia china ha reservado para la visita de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que será tras la del líder galo.

Tampoco el viaje exprés de Sánchez es comparable con la semana entera que el gobierno chino ha reservado al presidente brasileño, Lula da Silva, y una comitiva formada por 240 personas, entre ellas, 24 diputados y seis senadores, además de ministros, como el de Economía, Fernando Haddad, gobernadores y alrededor de 200 empresarios, incluidos representantes del sector agrícola, para demostrar el peso que Pekín tiene y seguirá teniendo para Brasil. Viajan el 26 de marzo y se quedan hasta el 31.

Déficit

La visita de Pedro Sánchez a Pekín supondrá asimismo una oportunidad perdida para la economía española. España mantiene con China un déficit comercial de 41.000 millones de euros, cifra que no ha parado de crecer desde que Sánchez llegó a la Moncloa, concretamente en un 84%. En 2018, España compraba productos chinos por valor de 26.911 millones de euros, pero ahora ya son casi 50.000 millones de euros. No hay ningún país del mundo con el que España mantenga un desequilibrio en su balanza de pagos de semejantes dimensiones y con una tasa de cobertura del 16%.

Dado que Moncloa sabe que en términos económicos y comerciales no se va a conseguir nada notorio durante la visita, se ha vendido más el perfil político y su posible conexión con la crisis en Ucrania. Sin embargo, poco margen es el que tiene el presidente español a la hora de negociar cualquier aspecto de la guerra en Ucrania sin tener en cuenta las opiniones de Washington o Bruselas. El gobierno comunista chino tiene interés en que su plan de paz llegue a cuantos más rincones de Occidente, por lo que el presidente de España deberá mantener una calculada prudencia para no acabar bendiciendo supuestas bondades del plan de Xi que pudiera contrariar a Washington y al resto de aliados.

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