Los lunes, sin carne

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La iglesia católica recomienda abstenerse de comer carne los viernes, sobre todo de Cuaresma. Pero los podemitas no son de recomendar, sino de prohibir, así que ellos nos lo quieren vedar los lunes. Imagino que habrán elegido el día de diario más alejado del viernes, para dejar claras las diferencias, aunque no sé si habrán tenido en cuenta que los lunes tampoco hay pescado fresco, ya que la mayoría de pescadores descansan los domingos. Con la que tenemos encima, en medio de la mayor crisis sanitaria y económica que se recuerda, con las colas del hambre que han provocado ellos por todas las ciudades, a los de Pablo Iglesias no se les ocurre otra que obligarnos a todos a que los lunes sean «días sin carne» para concienciar contra el maltrato animal y el cambio climático, esos dos grandes problemas de la humanidad que se han inventado los progres y sobre los que nos quieren convencer por la fuerza a todos. Estés o no de acuerdo con ellos, los lunes no habrá carne en los restaurantes, cafeterías y colegios que tengan algún tipo de relación con los organismos controlados por ellos.

La “ocurrencia” ha sido de la coalición Unidas por Collado Villalba, conformada por Podemos, IU, Equo y Cambiemos Villalba, pero ya sabemos cómo hacen estas cosas los comunistas, así que de aquí a nada la hará suya nuestro vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, que seguro que le encuentra relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. O quizá sea la madre de sus hijos y sólo por eso ministra de Igualdad, quien impulse la medida desde la Dirección General para la Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial o mejor la de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, donde se confunde la carne con el pescado. Cosas más raras se han visto.

Justifican esta propuesta porque dicen que «las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a toda la cadena de producción de carne representan una quinta parte de las emisiones mundiales» y que estas emisiones «provienen de la deforestación provocada por los criadores de ganado, el transporte de la carne y la producción del alimento, entre otros procesos». Además, denuncian que «el excesivo consumo de carne y lácteos es pernicioso para la salud según numerosos estudios epidemiológicos realizados en Universidades, centros de investigación y hospitales de diferentes países del mundo». Por otra parte, culpan a la carne de la pobreza en diversas partes del mundo, porque la ganadería de vacuno «exige toneladas de forrajes para cuyo cultivo se destinan miles de hectáreas de tierras desforestadas para ese fin, además de enormes cantidades de agua, parte de esas tierras podían tener otro destino y ser utilizadas para el cultivo directo de alimentos de consumo humano, se recuperaría, de esta manera, buena parte de la masa forestal», sin olvidar que «el maltrato animal es inherente a las grandes industrias cárnicas».

Del mismo modo que hemos visto a Juan Carlos Monedero comiendo en uno de los restaurantes más elitistas del barrio de Salamanca de Madrid, después de fracasar en su intento de amotinar a los barrios obreros de Madrid en contra de las medidas sanitarias adoptadas por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Al igual que vemos a Pablo Iglesias e Irene Montero promover la okupación y los escraches, mientras hacen que su casoplón sea protegido por un ejército de policías y guardias civiles. No cabe ni la menor duda de que, cuando esta medida sea aprobada, los podemitas se van a ir a celebrarlo comiéndose en chuletón de buey en algún asador con tres estrellas Michelín, para que se note quienes mandan. En realidad, que se coma carne o verdura les importa poco, lo que de verdad les interesa es ejercer el poder para influir en tu vida, cambiar tus costumbres y, si te dejas, modificar hasta tu forma de pensar.

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