Un latido y la manifestación de este sábado

Sánchez

Años y años denunciando que en Cataluña no se cumplen las leyes lingüísticas. Años y años pasándose el tema entre tribunales de aquí y de allá. Años y años pensando que intervenir en las competencias de una autonomía debe de ser algo muy complejo, que requiere mucho tiempo. Pues no lo requería. Le ha costado un par de días al gobierno arremangarse en serio y lanzar un requerimiento al Gobierno de Castilla y León por sospecha de inconstitucionalidad. ¡Por ofrecer a las embarazadas que piensan abortar la posibilidad de oír el corazón del embrión!

Ustedes me dirán: esto de oír el corazón es un chantaje a la gestante y el inicio de una estrategia para poner trabas al aborto. Y yo no diré que no vaya por ahí. Pero de escuchar por narices un latido a prohibir el aborto aún hay un trecho muy largo. Mucho más corto es el que va de la inmersión también por narices en catalán y la independencia. Vamos, no es que sea corto: en el Parlamento de Cataluña se declaró la República Catalana, este año hará seis. Podríamos decir que es lo mismo. Ahí sí es lo mismo. Y en Castilla y León no porque, para empezar, aún no sabemos si lo del latido se materializó como propuesta formal y consensuada y lo del aborto es, como dicen los anglos, un wishful thinking. No fotem.

Pero es que en política los más peligrosos siempre son los tuyos. O por lo menos tus socios de gobierno. La progresión de severas catástrofes del PSOE era tan perfecta (violadores y pederastas en la calle por una ley hecha con el sacro, una ley trans que es una bomba de una letalidad que no acierto a describir, unos indultos a los golpistas inexcusables, las reforma del delito de sedición y el de malversación. Y no sigo) que la propia derecha ha tenido que sabotearla por la boca de un bocazas.

¿Qué tendrán ellos para que les presten tanta atención? En Cataluña las leyes nacionales y las sentencias se pasan cada día por el forro de las entretelas. Puigdemont hasta las colgaba y las exhibía en redes, ¿recuerdan? Y ahora, encima, nos siguen amenazando con la aquiescencia y bendición de Moncloa. ¿Y en Castilla y León un protocolo médico que no ha entrado en vigor y del que el presidente de la Comunidad ha dicho que no se aprobará y del que, encima, nadie conoce el redactado merece una reacción tan diligente? Aquí, en Cataluña, habría motivos cada día para una intervención preventiva del Gobierno para que actúe el Tribunal Constitucional. Y ni caso.

Y es por quejarme de todo eso que asistiré a la manifestación que este sábado 21 tendrá lugar en Cibeles contra el Gobierno de Pedro Sánchez, convocado por Foro España Cívica, Fundación Foro Libertad y Alternativa, Unión 78, Libres e Iguales, Neos, Convivencia Cívica Catalana, S’ha Acabat, Dignidad y Justicia, Diálogos en Libertad o la Asociación por la Tolerancia. Por humillarnos a los catalanes y por humillar a nuestro excelente funcionariado (policías, jueces, guardiaciviles, el entramado estatal que paró el golpe en Cataluña…). Lo haré por qué, podrán reescribir el Código Penal, podrán despenalizar lo moralmente indespenalizable, pero el procés fue/es real y ninguna de las tretas de oportunista sin escrúpulos de Sánchez van a borrar lo que vivimos en Cataluña. Existió.

Aunque, eso sí, la ‘foto de Cibeles’ vaya a salir rara con Abascal y Villacís, los únicos dirigentes que al parecer a estas horas han confirmado asistencia.

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