La Justicia retrata el sectarismo de Marlaska
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El Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska ha sufrido uno de esos reveses judiciales que, con independencia de la condena, representan un varapalo moral al retratar la vileza de los máximos responsables del departamento ministerial. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha estimado el recurso de un agente de la Guardia Civil que reclamaba el pago de los atrasos correspondientes al periodo en el que fue excluido indebidamente de un proceso selectivo. La sentencia, que avanza OKDIARIO, reconoce su derecho a percibir las retribuciones denegadas desde abril de 2018 hasta junio de 2021, lo que abre de par en par la puerta a que más de 500 guardias civiles puedan reclamar por los mismos motivos. Si eso se produce, y se da por descontado, el Ministerio de Fernando Grande-Marlaska tendría que pagar del orden de 20 millones de euros por expedientes similares de guardias civiles tras esta sentencia.
Todo arranca en 2016, cuando el aspirante fue declarado no apto en la prueba de reconocimiento médico por usar lentillas. Tras recurrir judicialmente esta decisión, una sentencia de 2018 anuló su exclusión y le permitió continuar en el proceso selectivo. Finalmente, en julio de 2021 fue nombrado guardia civil con antigüedad retroactiva a abril de 2018.
La directora general de la Guardia Civil desestimó una solicitud que reclamaba el cobro de atrasos y sus intereses legales, emolumentos correspondientes a los meses en los que pudo haber sido guardia civil pero se le había discriminado irregularmente. No es un caso aislado, pues muchos guardias civiles fueron excluidos sin motivo legal de oposiciones en las que luego, finalmente, sí obtuvieron plaza. La arrogancia con la que el Ministerio del Interior desoye las sentencias de los tribunales es una constante desde que Marlaska llegó al gobierno, algo especialmente grave si tenemos en cuenta su condición de juez. Al final, la justicia ha retratado el sectario de un ministro que ha tratado hasta el final de imponer su voluntad pasando, incluso, por encima de la ley.