Insoportable ninguneo al Rey
Artículo 99 de la Constitución: «Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno». La situación es surrealista: ERC, partido decisivo para que Pedro Sánchez sea investido jefe del Ejecutivo, no acudirá a la ronda de consultas que el Rey mantendrá con representantes de todas las fuerzas parlamentarias a fin de que le informen de cuál será el sentido de su voto. Después, el Monarca, en virtud de la opinión recabada, designa o no candidato. Lo que significa que el desplante de los independentistas catalanes al Rey deja a éste a oscuras para conocer personalmente los apoyos con los que cuenta Pedro Sánchez. O dicho de otro modo: el sentido del voto del partido clave para decidir si el jefe del Ejecutivo en funciones es investido o no presidente no le será trasladado al jefe del Estado en la ronda de consultas contemplada en el artículo 99 de la Constitución. Un ninguneo intolerable que retrata la situación política que padece España.
Asistimos a un hecho insólito en nuestra democracia: se está instrumentalizando y pervirtiendo el papel del Rey como árbitro y moderador supeditando la ronda de consultas prevista tras cada renovación del Congreso a las negociaciones que mantienen socialistas y separatistas, de manera que se está condicionando la facultad del jefe de Estado de proponer un candidato a la presidencia del Gobierno.
La Constitución española no convierte al Rey en un convidado de piedra, porque es el símbolo de la unidad y permanencia del Estado y a él corresponde el arbitraje del funcionamiento regular de las instituciones. Por eso la situación es surrealista, porque el futuro político de Pedro Sánchez está en manos de una formación independentista que, en el colmo de la provocación, volverá a dejar plantado al Rey de España mientras negocia con el PSOE un acuerdo letal para los intereses nacionales.