La Fiscalía desnuda las mentiras de la izquierda contra Almeida

Fiscalía Almeida

Hagamos memoria: la izquierda madrileña la emprendió contra José Luis Martínez-Almeida a cuenta de la abstención del concejal de Medio Ambiente y Movilidad de Madrid, Borja Carabante, en el contrato para diseñar el soterramiento de la A5 con varias empresas, de entre las cuales en una, que luego resultó adjudicataria de una de las obras, su hermano es delineante. La actuación de Carabante fue impecable: anunció su intención de abstenerse y Almeida firmó en 2020 un decreto por el que aceptó la solicitud de abstención. Además, se tramitó la suplencia de Carabante como titular del órgano de contratación en la fase de ejecución de los dos contratos.

La izquierda hizo lo de siempre: denunciar un inexistente trato de favor y utilizar sus terminales mediáticas para cargar contra Almeida. En el colmo de la hipocresía, se inventó literalmente que la Fiscalía Anticorrupción estaba investigando a Carabante. La edil del Grupo Mixto Marta Higueras llegó a asegurar que «el alcalde, dos ediles del equipo de gobierno y otras personas están siendo investigados por los presuntos delitos de prevaricación, tráfico de influencias, cohecho y asociación ilícita». Era falso, pero Higueras no renunció a la mentira para hacerse un hueco en las listas electorales. Registró una denuncia por el contrato de la A5 y aprovechó la ocasión para ponerse medallas poniendo en marcha la clásica estrategia del ventilador. Se les da de maravilla esparcir porquería. Todo valía para intentar deteriorar la figura del alcalde y no iban a desaprovechar la ocasión.

La Fiscalía Anticorrupción cogió la denuncia de Marta Higueras y sin perder mucho tiempo -la cosa estaba más clara que el agua- ha concluido que «no hay caso». El bofetón del Ministerio Público a la burda maniobra de la izquierda cursa en paralelo al bofetón que los madrileños le han dado al socialcomunismo en las urnas. Y es que el sectarismo y el odio que destilan no cuelan. «No hay caso» Carabante. No lo hubo nunca. Pero «el caso de la izquierda» dura y dura. No hacen otra cosa que perder y perder. Y es que son, en la doble acepción del término, muy malos.

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