Los fichajes a traición suelen acabar mal

Los fichajes a traición suelen acabar mal

La gestión del Canal de Isabel II ha sido uno de los grandes pozos de corrupción que ha salpicado al Partido Popular en la Comunidad de Madrid. La Justicia española investiga los delitos de malversación de caudales públicos, administración desleal y blanqueo de capitales que se produjeron en torno a la compra de varias filiales en Sudamérica a través de paraísos fiscales y acabaron conduciendo a que Ignacio González, el otrora presidente regional, terminase en la prisión de Soto del Real. González fue detenido por corrupción precisamente por su labor al frente del Canal, entre otras cosas, y no fue el único. Once personas en total fueron a la cárcel y 30 más fueron investigadas.

La novedad ahora es que la Fiscalía General de Colombia amplía su investigación al periodo de dos años en los que el tránsfuga Ángel Garrido ejerció la presidencia de la compañía de aguas. No son cuestión menor los delitos que se quieren aclarar. Hablamos de concierto para delinquir con fines de enriquecimiento ilícito y enriquecimiento ilícito de particulares. Al parecer, y siempre presuntamente, a través la adquisición de dos filiales colombianas del Canal podría haberse erigido una trama de cobro de comisiones ilegales y de blanqueo de dinero que también salpicaría al último ex presidente madrileño.

Garrido accedió a la cúspide de la compañía del agua madrileña el 9 de septiembre de 2015, y compatibilizó ese cargo con el de consejero de Presidencia hasta la dimisión de Cristina Cifuentes en 2017. Los gerentes que Garrido nombró en este periodo de tiempo son los que ahora están siendo investigados por la justicia colombiana. No parece que sus conductas y acciones ofrezcan todas las garantías a una fiscalía que conoce particularmente bien todo el proceso.

Ciudadanos ha realizado una apuesta muy firme al fichar a Garrido para su formación y situarlo en el puesto número 13 para las próximas elecciones autonómicas, pues todas las encuestas dan por hecho que esta formación en ningún caso bajará de los 25 diputados. El golpe de efecto mediático de este acto de transfuguismo tendrá que verse acompañado de la ejemplaridad que el partido de Rivera siempre ha dicho defender y pregonar.

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