A este paso habrá que quitar la E a las siglas del PSOE

Un delirio antiespañol se ha apoderado de parte del Partido Socialista. En vez de sumar fuerzas y criterios por el bien de España y de los españoles, el partido se ha atomizado en numerosos Reinos de Taifas que, con sus respectivas veleidades, dañan la imagen de la formación a nivel estatal y le hacen un flaco favor al liderazgo de Pedro Sánchez. En un ejercicio de incomprensible funambulismo político, los socialistas catalanes se han unido ahora a los golpistas de la CUP, ERC y CiU en la abyecta campaña conjunta que tiene como fin criminalizar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. El PSC ha condenado «la represión policial contra las personas que participaron en el 1 de octubre». De esta manera, avalan el discurso secesionista y ponen sobre la diana a unos profesionales admirables que fueron a Cataluña, precisamente, para que se respetara la legalidad vigente y la democracia.
El despropósito de los socialistas en Cataluña no acaba ahí, ya que también quieren llevar a los tribunales a policías y guardias civiles que participaron en el referéndum ilegal. El efecto contagio de este disloque ha llegado incluso a Castilla-La Mancha. Allí, el Partido Socialista, preso de su pacto con Podemos, ha dado la nota este jueves a través del presidente de las Cortes autonómicas. Jesús Fernández Vaquero ha echado a la portavoz del PP por pedir una moción en defensa de la unidad de España. Precisamente, uno de los principios inexcusables que defendió el gran PSOE de la década de los 80 y principios de los 90. Bien haría Pedro Sánchez en unificar criterios y poner un poco de cordura tanto por el bien del partido como del suyo propio. El PSOE no puede estar condicionado por las ocurrencias de los virreyes autonómicos. A este paso, habrá que quitar la E a las siglas del PSOE.
Bien harían en este nuevo Partido Socialista en seguir la senda marcada por sus líderes históricos, en contra de la connivencia con los independentistas. Como bien dijo Alfonso Guerra el pasado miércoles: «En Cataluña hay un golpe de Estado y no se puede negociar con golpistas». Una línea que han reforzado pesos pesados como Juan Carlos Rodríguez Ibarra o Joaquín Leguina. Ambos, junto a otros antiguos dirigentes, son muy críticos con el hecho de que Pedro Sánchez defienda el diálogo con el presidente golpista Carles Puigdemont. Sánchez se equivocará si trata de utilizar esta crisis como una manera de sacar rédito político inmediato. Lejos de esperar el desgaste del Ejecutivo, debería unirse a él y también a Ciudadanos para acabar con la farsa sediciosa y hacer que prevalezca la Constitución, símbolo de todo lo que nos une y de todo lo que debemos proteger.