Distancia de seguridad

Distancia de seguridad

“Distancia de seguridad” es un concepto que se ha incorporado a nuestras vidas desde el momento en el que el Gobierno, rendido ante la evidencia e incapaz de actuar para proteger la vida y la salud de los españoles decidió pasar la pelota a los ciudadanos depositar en cada uno de nosotros la responsabilidad de frenar el avance del  virus  de la Covid-19.

Distancia de seguridad es lo que hemos puesto durante estos más de setenta días todos y cada uno de los ciudadanos confinados en nuestras casas, poniendo barreras entre nosotros y el virus mientras el Gobierno cometía un error tras otro, incapaz de ayudarnos a frenar su avance.

Distancia de seguridad es la que han puesto los sanitarios, envolviéndose en bolsas de basura, improvisando mascarillas y arriesgándose a infectarse por miles para frenar el avance del virus y salvar vidas mientras el Gobierno no suministraba el material sanitario suficiente, compraba y repartía material defectuoso, frenaba la adquisición de material imprescindible a las CCAA (particularmente a la de Madrid), demostrando que le importara más culpabilizar a los políticos de la oposición que salvar la vida de los ciudadanos.

Distancia de seguridad es la que han puesto nuestros mayores, solos en las residencias, sin poder recibir la visita de sus hijos y nietos, muertos de miedo (muertos por miles, literalmente), y sin poder ser atendidos en los hospitales por orden expresa del mando único, el Vicepresidente Iglesias, que los ha abandonado desde el día primero en el que asumió en rueda de prensa la competencia.

Distancia de seguridad es la que han puesto los profesores con sus alumnos a partir del momento en el que la Comunidad de Madrid (después la del País Vasco) cerraron los colegios arrastrando después al Gobierno de España que se negaba -por desidia, sectarismo  e incompetencia- a tomar una decisión imprescindible para evitar los contagios y extender el virus.

Distancia de seguridad que han establecido los ciudadanos responsables que no se resignan a salir de esta etapa para quedarse en esa “nueva normalidad” recetada por el gobierno y que están decididos a recuperar la normalidad, la sociedad normal (no normalizada) de la partíamos antes de que este virus llegara y se encontrara en España con las puertas abiertas de par en par por un gobierno irresponsable y sectario que somete la vida y la salud de los españoles a la propaganda de partido, que ha demostrado con sus hechos que está más preocupado de salvar su pellejo que por proteger la salud y el bienestar de los españoles.

Los seres humanos somos seres sociales que necesitamos compartir espacios vitales para vivir mejor, para gozar de un mayor bienestar sicológico, para ser más felices. Pero toda relación personal requiere de unos mínimos de confianza. Por eso vamos a salir de esta etapa- en la que lo hemos hecho todo para protegernos a pesar del gobierno- con las cautelas necesarias que nosotros mismos nos estamos autoimponiendo.

Lo mismo se podría decir respecto de la confianza en nuestros gobernantes. De hecho, el grado de confianza suele estar directamente vinculado con el grado de calidad de la democracia. Según las últimas encuestas, el grado de confianza de los españoles en el Gobierno es de un 30%. O sea, siete de cada diez españoles no se fía de Sánchez ni de su Gobierno. Confieso que me gustaría conocer a esos tres de cada diez que, después de lo que nos han hecho, siguen confiando en ellos… Pero bueno, para no distraernos de lo fundamental, si damos por buenas esas encuestas que no son sobre la intención de voto (donde más se miente, donde más se manipula), llegaremos a la conclusión de que nuestra democracia no está entre las más saludables y que en estas circunstancias y para salir lo mejor parados, lo aconsejable es mantener respecto de nuestro gobierno una distancia de seguridad.

Hay que mantener la distancia de seguridad frente a un gobierno que no estableció ninguna medida para prevenir la extensión de la pandemia y proteger a los españoles. Por eso no es seguro fiarse de ellos.

Hay que establecer distancia de seguridad frente a un gobierno que oculta las cifras de fallecidos y muertos con el único propósito de engañar a los españoles y de que no le responsabilicemos por sus gestión. No es seguro fiarse de ellos.

Hay que establecer distancia de seguridad frente a un gobierno que considera a los muertos poco más que una estadística, y por eso no solo se ha negado durante tres meses a honrarles sino que les saca de las listas de fallecidos para favorecer su relato y minimizar la tragedia. No es seguro fiarse de ellos.

Hay que tomar distancia de seguridad frente a un gobierno que utiliza la salud como una estratagema para mantener poderes absolutos y  pactar con Bildu o con Ezquerra (terroristas y golpistas) cuestiones que nada tienen que ver con el objetivo del estado de alarma pero que consagran la desigualdad entre españoles y la ruptura del orden constitucional. No es seguro fiarse de ellos.

Hay que establecer distancia de seguridad frente a un gobierno cuyo presidente miente a la OMS, miente a la UE, miente a los españoles. No es seguro fiarse de ellos.

Hay que tomar distancia de seguridad ante un presidente que se atreve a decir que Illa y Simón siempre han sido transparentes. Claro que osa mentir con tanto desparpajo porque sabe que no habrá una televisión en España de las de máxima audiencia que ponga en bucle todas y cada una de las mentiras que nos han llevado a los españoles a vivir esta catástrofe humana, económica y social. Miente porque su soberbia y su sicopatía le impide tener el menor signo de arrepentimiento por las consecuencias de su desidia, su sectarismo y su arrogancia. No es seguro fiarse de ellos.

Hay que tomar distancia de seguridad frente a un gobierno que destruye cuanto toca, que invade el poder judicial, que no respeta la separación de poderes, que pretende manipular a la Guardia Civil dando instrucciones ilegales a sus mandos, que insulta a la oposición, que castiga a los ciudadanos que viven en Comunidades Autónomas no controladas por la secta , por nacionalistas, por bildu-etarras o por golpistas…No es seguro fiarse de ellos.

Hay que guardar distancia de seguridad frente a este gobierno tóxico y estar muy alertas para proteger nuestra sociedad y para protegernos. Hay que defender las instituciones frente a  este gobierno frentista que quiere destruirlas. Como escribe Timothy Snyder en su libro “Sobre la tiranía”, hay que aprender y aplicar las lecciones que nos ha dejado el Siglo XX. Déjenme que copie la segunda de ellas:

“Son las instituciones las que nos ayudan a conservar la decencia. Ellas, también necesitan nuestra ayuda. No hables de “nuestras instituciones” a menos que las hagas tuyas por el procedimiento de actuar en su nombre. Las instituciones no se protegen a si mismas. Caen una tras otra a menos que cada una de ellas sea defendida desde el principio. De modo que elige una institución que te importe –un tribunal, un periódico, una legislación, un sindicato- y ponte de su parte”.

Recuerda: no te olvides de guardar la distancia de seguridad frente a quienes quieren destruir la ciudadanía, los enemigos jurados de la democracia. Algunos de ellos mandan hoy en el Gobierno de España. Recuerda: no es seguro fiarse de ellos.

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