Una detención bajo sospecha

Una detención bajo sospecha

M.F. fue detenido por un delito de revelación de secretos por grabar supuestamente al vicepresidente en su chalet durante la noche electoral. Fue llevado de inmediato al cuartel de la Guardia Civil  y no fue puesto en libertad hasta pasadas las 2:00 de la madrugada. En el atestado de la Guardia Civil, al que ha tenido acceso OKDIARIO, los agentes imputan al detenido un delito por «posible grabación de imágenes del interior de la vivienda de Iglesias» con un teléfono móvil de marca Samsung.

M.F., según la Guardia Civil, comenzó a grabar la parte trasera del chalet de Iglesias y Montero. El líder de Podemos salió al porche de su casa y se asomó al jardín. Inmediatamente, M.F. dejó de grabar. Compañeros de M.F., que se reúnen cada día en La Navata junto al chalet de Iglesias e Irene Montero, aseguran que vieron cómo el vicepresidente se dirigió hacia los agentes de la Guardia Civil que custodian su casa y les ordenó: «Quiero cabezas».

Los agentes, en ese momento, no ejecutaron ninguna orden. Poco después, se personó en el domicilio del vicepresidente del Gobierno y la ministra de Igualdad el diputado de Unidas Podemos Enrique Santiago -que también es secretario general del Partido Comunista de España (PCE) y asesor jurídico de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)-.  25 minutos después, abandonó el chalet, momento en el que los manifestantes comenzaron a grabarle mientras se marchaba en un coche.

Antes de retomar su camino ordenó a los agentes de la Guardia Civil que custodian la residencia que identificaran a todos los vecinos que se encontraban allí. A unos de ellos, el que responde a las iniciales M.F., no sólo le requirieron la documentación, sino que además le detuvieron.

Urge investigar lo ocurrido y determinar cómo se sucedieron los hechos. La privación de libertad de un ciudadano sólo puede llevarse a cabo cuando la Policía y Guardia Civil constatan de forma fehaciente que está cometiendo un delito. Y nunca puede realizarse a instancias de un dirigente político, por muy vicepresidente del Gobierno que sea. La Guardia Civil no está para cumplir órdenes de Pablo Iglesias. Cabe esperar que el atestado de cuenta de lo ocurrido. De si M.F. pudo cometer presuntamente algún delito y de si Iglesias -como aseguran varios de los testigos- pronunció la frase «¡Quiero cabezas!».

España es un Estado de Derecho y los derechos y libertades de las personas no dependen de la voluntad de Pablo Iglesias. Esto no es Venezuela.

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