El desastre económico del socialismo

El desastre económico del socialismo

Pedro Sánchez ha manifestado que la economía española ya no va como una moto, sino como un cohete, y que los socialistas no hacen milagros económicos pero saben gestionar mejor que la derecha. No es cierto y los datos no dejan lugar a dudas.

Conviene recordar que siempre que ha gobernado la izquierda ha empeorado la prosperidad y riqueza de la economía española, siempre. Puede aprovechar en algunos momentos impulsos de períodos anteriores, cuya inercia tarda tiempo en agotarse -como sucedió con Zapatero-, o tratar de suplir a la economía productiva, que huye de las
recetas socialistas, con gasto público, déficit y deuda -como ha hecho Sánchez-, pero, al final, la estructura económica queda muy dañada.

Ya escribí en OKDIARIO hace unas semanas que la II República supuso un retroceso económico, como demuestran los distintos indicadores, especialmente en los momentos -que fueron casi todos- en los que gobernaron los partidos de izquierdas.

Por su parte, el presidente González, que hizo algunas cosas interesantes, como la reconversión industrial, aunque tuvo el impulso de todos los fondos llegados de la adhesión a la CEE, importantísima también, dejó a la economía maltrecha, con 3,5 millones de parados (casi un 25% de la población activa), cuatro devaluaciones de la peseta, un déficit público del 7%, una deuda pública del 70% y sin esperanzas de entrar a formar parte de la eurozona en su momento fundacional.

El presidente Rodríguez Zapatero aprovechó, como digo, la inercia dejada por la política económica del presidente Aznar, que le duró hasta 2007. Entonces, se negó durante más de un año a reconocer la existencia de una crisis económica y terminó por hundir la economía, con tres puntos de déficit no contabilizado en el traspaso de poderes, un número de parados que llegó a ser de seis millones, una deuda doblada en apenas cuatro años y una economía que bordeaba el colapso.

Y el presidente Sánchez comenzó gobernando con unos presupuestos recién aprobados por el gobierno del presidente Rajoy y luego ha conseguido ir poniendo parches en la economía gracias a la situación de excepciones que ha habido, que han hecho que las reglas fiscales hayan estado suspendidas durante cuatro ejercicios y que haya podido gastar sin límite. Eso le ha permitido mantener la economía con aparente crecimiento, pero España ha retrocedido en prosperidad, llevando nuestro PIB per cápita en términos
de poder de compra por debajo del 90% de la media comunitaria, metiéndonos, tristemente, de nuevo en el grupo de países pobres que pueden recibir fondos de cohesión; ha elevado el déficit estructural; ha subido los impuestos, que cercenan la inversión; ha camuflado la inflación con subvenciones, que en cuanto se han retirado han dejado que los precios volviesen a subir, mostrando la falsedad del argumento gubernamental en el que se repetía que los precios iban mejor en España que en el conjunto de la UE; y ha generado inseguridad jurídica.

Como digo, la economía se sostiene por la anestesia del gasto público, principalmente, y el buen comportamiento que tuvo el sector exterior, pero este último empeorará al mermarse la renta disponible de nuestros principales socios comerciales y mercados emisores de turistas, como decía el otro día en OKDIARIO, y el gasto habrá de disminuir para cumplir con las reglas fiscales.

Por tanto, Sánchez legará, cuando se vaya, una economía profundamente deteriorada en el medio y largo plazo, fruto de esas recetas intervencionistas que ya antes empeoraron a la economía y que ahora, con su mandato, volverá a ocurrir, por mucho que recurra a un corto plazo que no es más que un espejismo creado por su gasto público.

Lo último en Opinión

Últimas noticias