Con la conciencia tranquila

Con la conciencia tranquila

Pedir perdón conlleva un cierto grado de humildad porque hacerlo encierra un reconocimiento de culpa. Ahora lo que está de moda es la tranquilidad de conciencia, algo muy distinto porque la mayoría de quienes infringen la ley, las normas y reglamentos, lo hacen precisamente a conciencia; es lógico que la mantengan en calma.

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol al menos hasta finales de febrero o más, quién sabe, pretende cambiar el fútbol español para que nada cambie: el Comité de Árbitros sigue igual, jefe incluido, la Supercopa de Arabia se mantiene en su sitio mientras los árabes sigan pagando para ver al Real Madrid y al Barça, los otros dos simplemente van de adorno, y que los seguidores mallorquines fueran acosados grosera y peligrosamente es una exageración «porque se salieron de sus límites y fueron agobiados», dice el tal Louzán. Genuflexo ante Florentino Pérez salvó su ética y luego otra vela a Jan Laporta por el ‘caso Olmo’ liberó su acto de contrición.

Miquel Bestard, ya ex presidente de la Federación Balear de Fútbol, en este caso sin corona previa, también reafirma su tranquilidad de conciencia al conocerse su citación ante los Tribunales por presunta apropiación indebida, porque en la Mutualidad de Futbolistas «no hacia nada». Lamentablemente no solo allí. Su verdadero y único trabajo consistía en acudir a todas las invitaciones primero de Ángel Villar, después de Luis Rubiales y al otro hasta de Pep Sansó o quien fuera necesario para no perderse viaje o visa, incluso a Arabia aunque no jugara ningún equipo balear.

El director financiero del Mallorca, disculpen, Multinacional RCD Mallorca, Alfonso Díaz, tampoco se inmuta por el error administrativo de la FIFA que le impedía a su director de fútbol, Pablo Ortells, el ejercicio de cualquier operación en el mercado de altas y bajas de futbolistas. Sin duda no abonar una deuda de 50.000 euros, solo eso, dentro del plazo obligatorio, es un equivocación involuntaria, pero de no la FIFA, donde son muy escrupulosos a la hora de contar el dinero en mano o ciento volando.

Conciencia y consciencia no son lo mismo.

Lo último en Opinión

Últimas noticias