Castilla y León, kilómetro cero

Castilla y León, kilómetro cero
Castilla y León, kilómetro cero

Ignoro la impresión que habrán sacado el resto de los españoles estos días de campaña electoral en Castilla y León, que es mi tierra natal. Mira por donde, la comunidad que hizo España y España deshizo (Claudio Sánchez Albornoz).

Mañana, dos millones de castellanoleoneses tienen ante las urnas la ocasión de autodeterminarse para los próximos cuatro años. Además de su propio futuro, los votantes de la comunidad autónoma más extensa de Europa deciden otras cosas. La más principal, desde el punto de vista político nacional, es, sin duda, el efecto Sánchez con todos sus inmensos corolarios. Madrid supuso el gran aviso, el primer paso. Ahora, toca decidir a los mesetarios –despreciados durante siglos por el poder central- si encadenan el segundo y, posteriormente, a los andaluces se le dan la puntilla.

Resulta más que evidente –hasta su propio candidato Tudanca lo vino a reconocer durante el último debate televisivo- que el jefe del Gobierno no se encuentra cómodo en aquellos territorios que le son hostiles electoralmente. Se mueve como anguila en piscifactoría con los nacionalistas e independentistas vascos y catalanes; ha comprado el fervorín y la deriva de sus otros socios podemitas en cuanto a entrega de cuchara con los soberanistas.

Esto se sabe en la vieja Castilla y en León. Permanecen callados, silentes, estoicos y resignados. Pero saben de su desprecio. Durante décadas (muchas) los paisanos de este lar han recibido bofetadas y ninguneo. Ahora tienen la oportunidad de despertar.

Ignoro cuál será el resultado en la tarde/noche de este domingo. Pudieran existir muchas dudas al respecto. La única que no me cabe es que no quieren aventuras, ni aventureros. Mucho menos que nadie venga a redimirles. Saben redimirse solos. Y lamerse sus propias heridas.

¿Acaso no han leído El disputado voto del señor Cayo?

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