El antisemitismo de Pedro Sánchez no representa a España
La semana en la que se ha descubierto que el mayor arsenal de armamento y túneles de Hamás se escondía en el sótano de la mal llamada agencia de la ONU para los refugiados palestinos, Pedro Sánchez tenía dos opciones:
Opción 1. Retirarle la financiación a la UNWRA y denunciarles por crímenes contra la humanidad por antisemitas.
Opción 2. Culpar a Israel por llevar la falda demasiado corta y enfadarse con ellos por defenderse mientras les quieren matar.
Como no podía ser de otra forma, entre las dos opciones posibles Pedro Sánchez ha decidido coger la tercera: no sólo no le retira la financiación a terroristas confesos, sino que además la aumenta y le pide formalmente a la Unión Europea que deje de apoyar a Israel en su lucha por garantizar que no se asesine a judíos por el mero hecho de serlo. Delirante y, sobre todo, antisemita.
Hace unas semanas hablábamos de que es irrelevante que Israel gane una batalla mediática tan sesgada que incluso antes de que empezaran a defenderse de los ataques del 7 de octubre ya había altavoces mediáticos en todo el mundo acusándoles de genocidio, por lo que con una hipérbole tan ridícula es absurdo siquiera razonar con quien ya ha decidido que la víctima es culpable y se lo merece.
Pero que sea innecesario ganar la batalla mediática no quiere decir que sea menos indigna la posición de la comunidad internacional. No debemos tolerar que los terroristas de Hamás tengan presunción de veracidad en sus fake news, como en el supuesto asesinato de miles de millones de palestinos en el hospital supuestamente atacado por Israel, ¿se acuerdan? Ese misil que cuando se acabó demostrando que era fuego amigo mágicamente provocó la resurrección de cientos de palestinos y ya no había sido una masacre sino un mero accidente en un parking sin consecuencias.
Pero es que mientras Hamás tiene presunción de veracidad, Israel tiene presunción de culpabilidad. Cuando hay imágenes de bebés calcinados se dice que será cosa de la inteligencia artificial, cuando hay cientos de testimonios y pruebas físicas de mujeres violadas se dice que no hay suficientes pruebas para saber si es cierto, cuando se encuentran túneles con armamentos en colegios de la ONU se dice que es que igual Israel lo ha puesto para la foto, cuando se rescata a rehenes que están en casas de civiles gazatíes se dice que en realidad estaban bien y su rescate no justifica la entrada de las fuerzas de seguridad en Rafah.
Este odio visceral contra un pueblo que sólo lucha por su supervivencia se llama antisemitismo. El antisionismo, que es lo que ellos dicen que son, es sólo el eufemismo que utilizan porque aún les da un poco de vergüenza ser tan racistas.
Y por eso las personas decentes no podemos tolerar que parezca que en España somos tan xenófobos como nuestro presidente. Por cada milímetro que él odia a los judíos nosotros le detestamos 10 veces más. Tenemos la desgracia de tener a un presidente que está acostumbrado a ser socio preferente de los terroristas locales, así que qué menos que querer el aplauso de los terroristas extranjeros. Pero no por más recurrente es menos delirante.
En nombre de la gente normal de España, a Israel y al pueblo judío, lo sentimos de corazón. Los amigos de Hamás no nos representan.