Almeida no se presentará y Ayuso presidirá el PP de Madrid

Almeida no se presentará y Ayuso presidirá el PP de Madrid

“La Diosa Cibeles”. De ésta no muy ocurrente pero sí muy gráfica manera han apodado las bases y la dirigencia del PP de Madrid a Isabel Díaz Ayuso. Porque la presidenta de la Comunidad de Madrid ya no es sólo una política, que también, o una persona, que desde luego. Representa algo más: un mito, un fenómeno social y, si me apuran, casi, casi, una leyenda. Aunque también hay quien la ha bautizado como “Madonna” por los tumultos que se originan cada vez que sale a la calle que, dicho sea de paso, son entre 100 y 200 veces más que un Pedro Sánchez que no puede hacerlo por miedo a los abucheos de turno o los insultos de guardia.

Los católicos dirán que Isabel Díaz Ayuso está amparada por el Altísimo, los agnósticos que está aliada con ese destino que está escrito en las estrellas. Sea como fuere, la política más popular de España está tocada por una varita mágica, por un hada madrina, vive un periodo de gracia en el que todo lo que hace le sale bien. La antítesis de eso que los psicólogos denominan el error permanente: cometes uno, luego otro y entras en un bucle fatal del que es imposible salir. Esto último es el pan nuestro de cada día del presidente del Gobierno que nunca tuvo que haberlo sido, Pedro Sánchez.

Un Pedro Sánchez que, mediatizado por el sobrevalorado Redondete, se puso a pegar como si no hubiera un mañana a la presidenta de Madrid olvidando que retar a un mito tiene un efecto bumerán directamente proporcional al nivel de ensañamiento. Que se lo digan o se lo cuenten a él o al defenestrado precisamente por este motivo ex jefe de Gabinete. Acabaron con la cabeza reventada. Meterte con Rafa Nadal sólo puede terminar de dos maneras: o mal o muy mal. Zurrar al Butragueño de sus mejores tiempos tres cuartos de lo mismo. Y hacer lo propio con el Felipe González de los 202 diputados o con el Mandela recién liberado de 1990 constituía un acto cuasimasoquista.

Ayuso está tocada por una varita mágica, por un hada madrina, vive un periodo de gracia en el que todo lo que hace le sale bien

A mí ni me van a decir ni me van a contar lo que acontece cada vez que la inquilina de Sol pisa el cemento capitalino o el de cualquiera de los otros 176 municipios de la región. Lo he visto unas cuantas veces. Sus cinco o seis guardaespaldas no dan abasto para protegerla de la masa, los taxistas frenan en seco para felicitarla, las dependientas dejan solas las tiendas por unos instantes para piropearla y raro es el viandante de los cientos que se congregan a su alrededor que no le solicita un selfie. La escena se repite en los restaurantes: cada vez que franquea la puerta los comensales empiezan a darse codazos, luego ya es cuestión de 15 ó 20 segundos que todos sin excepción se pongan en pie para aplaudirla.

José Luis Martínez-Almeida no sólo es un gran alcalde de Madrid y una gran persona, además de todo eso es el personaje mejor preparado de la vida pública española ex aequo con Macarena Olona. Dos ilustres miembros de esa ENA patria que es la Abogacía del Estado que están entre 150 y 200 escalones por encima de una por otra parte inempeorable clase política. Al primer edil de la capital de España le llevan presionando desde la séptima planta de Génova 13, y más concretamente el inefable Teodoro García Egea, para que plante batalla orgánica a la que continúa llamando “mi partner [mi socia]”, por cierto, el mismo término que emplea ella para dirigirse a él.

Almeida no ha querido decir todavía públicamente “no” porque le gusta actuar más como soldado que como un verso suelto

El lavado de cerebro ejercido sobre el alcalde de Madrid ha sido tal que cualquiera lo equipararía con un mobbing de manual. Pepe Almeida, disciplinado como es él, integrado en la cúpula de Génova 13 como está, no ha querido decir públicamente “no” porque le gusta actuar más como soldado que como verso suelto. Pero ya está empezando a dejar caer que no concurrirá a un Congreso Regional que es como la próxima Filomena, no se sabe cuándo será pero se sabe que será. Todo apunta, en cualquier caso, a que se celebrará en junio, estatutariamente tres meses después de lo que toca.

Sea como fuere, se celebre en marzo, lo pospongan para 2023 —Egea es capaz de eso y mucho más—, el alcalde de Madrid suele emplear entre su inner circle una metáfora que viene que ni pintada al caso: “Viene el AVE a 300 kilómetros por hora y yo no me voy a quedar en medio de la vía”. Sobra explicitar que “el AVE” es su partner, Isabel Díaz Ayuso, una Isabel Díaz Ayuso que ayer volvió a ser la estrella del rock en la primera jornada del Congreso del PP de Castilla y León. Una vez más, y van tropecientas, reventó el aplausómetro: más que Feijóo, mucho más que Miras e infinitamente por encima de un García Egea al que penalizó su enfrentamiento con el anfitrión Alfonso Fernández Mañueco. Cómo serían las cosas que antes incluso de que se levantase para pronunciar su speech, los 800 compromisarios se pusieron en pie y la vitorearon cual Evita rediviva.

El sentido común indica que el PP de la Comunidad de Madrid sólo lo pueden presidir tres personas: Isabel, Díaz o Ayuso

Habrá lista única que, como es natural, encabezará Isabel Díaz Ayuso. En ella no figurará Pepe Almeida aunque el secretario general que de momento es una mala copia del general secretario que fue Álvarez-Cascos intentará colar de número 2 a Ana Camíns. Una joven promesa de esa primera planta de Génova 13 en la que está el PP de Madrid que no creo yo que acepte Isabel Díaz Ayuso. Entre otras cosas, porque será la quintacolumnista, una espía en toda regla. Es más, fue fulminada de sus puestos de responsabilidad en la Asamblea de Madrid por haberse prestado a hacer la cama a su antaño amiga “Isa”.

Lo peor de todo es que al secretario general nadie le ha explicado que, en realidad, el poder que da el PP de Madrid es menor incluso que el que te otorga presidir tu comunidad de vecinos. Cuando estás en la oposición, cosa que a los populares no les ocurre en Madrid desde hace 26 años, aún tiene cierto sentido controlar la primera planta de Génova 13. Pero cuando tienes en tus manos la Comunidad y sus 23.000 millonazos de presupuesto, el PP regional pinta lo mismo que un pingüino en el Sáhara. La gran pregunta es mourinhesca: ¿por qué? ¿Para qué este carajal si al final, como siempre en la vida, se impondrá el sentido común? Ese sentido común que indica que el partido sólo lo pueden presidir tres personas: Isabel, Díaz o Ayuso. A más, a más, es menester desvelar que las encuestas internas elaboradas por Narciso Michavila, hermanísimo de José María, asustan a los antiayusistas: está ya muy por encima de la mayoría absoluta. Eso sí: en el mientras tanto los populares se han dejado a nivel nacional no menos de 13 ó 15 escaños, de los 130 que todas las encuestas le adjudicaban en verano a los 117 de ahora. Para este viaje no hacían falta semejantes alforjas. Claro que mejor terminar así que como el rosario de la aurora.

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