Y ahora la crisis del agua

Y ahora la crisis del agua

Crisis institucional, crisis sanitaria, crisis energética, crisis  económica, la crisis de La Palma, los incendios masivos por todo el país y ahora que faltaba, crisis del agua.

Estamos ante un problema muy serio que ninguno de los gobiernos de la democracia ha tenido el cuajo de enfrentar. Hubo un intento en el último tramo del aznarismo pero quedó en barbecho tras la pérdida de las elecciones 2004 y la vuelta al poder del PSOE de Zapatero.

No se ha hecho un sólo pantano en este país desde hace 40 años porque ello suena al régimen anterior y porque el grito de los mamandurricos de la cosa se oiría desde Finisterre al Cabo de Gata. Mientras grandes caudales de los principales ríos desalojan en el mar. Para el actual Gobierno, empeñado en sobrevivir con sus conocidos vuelos gallináceos, ni siquiera es una prioridad a plantear. Además, en este momentos no hay un maldito euro en la caja pública.

Resulta irónico y hasta cruel que responsables políticos, véase por ejemplo, la tal Ada Colau, alcalde de Barcelona, que se gasta lo que no tiene en bagatelas y ayudando a los amiguetes de su secta política, a ordenar restringir el consumo del agua. Sucede también en otros territorios –Galicia y País Vasco- donde teóricamente llueve abundantemente y forman parte de la “España húmeda”. En numerosos puntos del territorio nacional los ciudadanos van a tener que esperar como agua de mayo la llegada de camiones cisterna a sus localidades para poder tener agua de boca. Parecerían imágenes más propio de lugares de Tercer Mundo que de la cuarta potencia de la Unión Europea.

He aquí un asunto de Estado que, a tenor de cómo están poniendo las cosas del agua, harían bien, unos y otros, otros y unos, en sentarse con técnicos y con gente que sepa y ponerse a gestar un gran plan que ofrezca soluciones a uno de los problemas más históricamente irresueltos en un país sureño y seco.

¡Es el agua!, estúpidos.

Lo último en Opinión

Últimas noticias