‘Aberri Eguna’ en Pamplona con la alcaldía regalada a Bildu

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Tras la Semana Santa, la vuelta a la normalidad nos coloca ante un horizonte político plagado de elecciones. A las autonómicas y municipales del 28 de mayo pasado, le siguieron las generales del 23 J; ahora, el 21 de este mes las autonómicas vascas, las catalanas el 12 de mayo, para culminar (de momento) el 9 de junio con las elecciones al Parlamento Europeo. Es decir, seis elecciones en un año a un ritmo de una convocatoria cada dos meses, sin que a nadie se le haya ocurrido pensar en el gasto público que representan, y hacerlas coincidir.

Eso significaría que algunos pensarían en el interés general, poniéndolo por encima de su respectivo interés partidista, que brilla por su ausencia ante este calendario. Por supuesto, con Sánchez al frente, quien tras su resultado electoral del 28M convocó elecciones anticipadas inmediatamente, para seguir en la Moncloa con sus progresistas socios de su progresista Gobierno.

Ante las elecciones vascas, la competencia entre Bildu y el PNV, polariza el escenario político celebrando el Aberri Eguna con sus mensajes de siempre, para escarnio de Sánchez, que con su blanqueo a los de Otegi, pretende hacer compatible presidir un Gobierno de España digno de tal nombre, con hacerlo gracias a ese apoyo. Así, Bildu lo conmemoró en Pamplona, ya que el PSN con Koldo de «ejemplar militante socialista», y Santos Cerdán de líder indiscutible, les regaló la alcaldía de la capital navarra para que Otegi proclamara allí, que «estamos llegando a los gobiernos y alcanzaremos la independencia».

Desde luego con el sanchismo podría ser, pero Sánchez tiene ya escrita su partida de defunción política para antes de lo que él se imagina. Y por cierto, con un lugar en la Historia de España sólo reservado para personajes no dignos de admiración y respeto, sino todo lo contrario. En cuanto a Cataluña, Illa es el candidato sanchista que un día fue considerado el representante del sector españolista del PSC, hoy convertido en un partido más nacionalista que socialista, defendiendo lo contrario a lo que presuntamente defiende un partido como tal, que es la igualdad ante la ley, la solidaridad personal e interterritorial y alejado de planteamientos basados en criterios étnicos.

Todo eso lo propugnan sus socios separatistas, y el PSC en todas las instancias catalanas donde alcanzar el Gobierno hace necesario el pacto con ellos, lo hace. Illa ha lanzado un mensaje estratégico ante los comicios de mayo afirmando que «pasar página (del procés), significa que el PP esté en la oposición a nivel nacional y Junts y ERC en Cataluña». Es una proclama que puede engañar sólo a «socialistas ejemplares», pues el PSC pactará con quien sea necesario para alcanzar el poder, con la excepción del PP y Vox, únicos con los que sí se «pasaría página».

No se olvide que el proces nació de tripartitos presididos por el PSC, y que suscribieron el Pacto del Tinell para crear un muro anti PP y que con el apoyo del Gobierno del PSOE elaboró un nuevo Estatuto alejado del precedente de 1979 y sin consenso alguno con el PP entonces en la oposición. De aquellos males vino el procés actual, que con sus indultos y amnistías y Código Penal a la medida de sus deseos, ha blanqueado a aquellos que dieron un auténtico golpe de Estado separatista en 2017, preparado desde finales de 2011.

También hay que plantearse seriamente si es compatible con el Orden Constitucional y la unidad de España- fundamento de la Carta Magna- que existan partidos legales y financiados con recursos públicos, que tienen por objetivo esencial la ruptura de España. Ante los que lo justifican alegando que lo pretenden conseguir «dentro de la ley», hay que replicarles que eso no es posible porque la «ley de leyes» lo niega. Y bastaría un sencillo ejemplo para rechazar tal contradicción existencial, aludiendo a si sería legalizado un partido que tuviera como ideario el racismo, eso sí «por la vía legal». O que propugnara la esclavitud, siempre «dentro de la ley», por supuesto. O el nazismo. Del comunismo no hace falta decir nada, aunque el PE lo ha condenado rotundamente por su historia genocida en Europa, junto al nazismo. Y son socios del progresista Gobierno frentepopulista.

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