Desnudando la estrategia fallida de Sánchez

Desnudando la estrategia fallida de Sánchez

Tumbar la estrategia de Sánchez en un año clave a nivel electoral es algo positivo para todos nosotros.  El socialista no tenía –ni tiene– ningún interés en sacar sus cuentas adelante. De hecho, ni él mismo se las cree y sabe que únicamente forman parte de su hoja de ruta en la estrategia electoral. Su verdadero objetivo era superar la primera fase y que no prosperasen las enmiendas a la totalidad, de forma que el debate presupuestario tuviese lugar en abril a las puertas de la campaña electoral de las municipales, autonómicas y europeas. Para superar dicha primera fase, no le tembló el pulso al nombrar un “relator”, figura que esconde la exigencia nacionalista de una mediación internación, por lo que se puede decir que nos intentaron engañar jugando con el lenguaje para lograr los apoyos necesarios para tumbar las enmiendas a la totalidad de Ciudadanos y PP.

Si Sánchez hubiese superado el trámite del pasado miércoles, ganaría oxígeno y tiempo para preparar una gran campaña de marketing y propaganda para vender las medidas que mejor suenan a la ciudadanía, sin demostrar si dichas iniciativas son o no viables. Es más, si el debate presupuestario hubiese tenido lugar en abril, el podría plantear dos campañas, una victimista si le tumban las cuentas y una triunfalista si se aprueban, aun sabiendo que si salen adelante no habría tiempo para que los votantes se dieran cuenta de que las cuentas no corresponden con la realidad y no existen ingresos suficientes para soportarlas.

Es cierto que si nos podemos a analizar las medidas anunciadas con una visión progresista, tengo que reconocer que algunas suenan bien. ¿Quién se va a oponer a subir partidas en Educación, Sanidad, I+D o aumentar las bajas por paternidad? Pero el problema fundamental es la carencia de reformas estructurales que aumenten la productividad y la competitividad de España para poder sostener el sistema. Por ejemplo, sería necesario una reforma ambiciosa de las pensiones que permitan que estas sean dignas, pero también garantizadas en el futuro, aunque en ningún momento la menciona.  En definitiva, Sánchez se ha centrado en la propaganda en vez de pensar lo que necesita el país para progresar.

Todos los que no queremos que nos engañen, los que nos hemos dado cuenta de que el presidente del Gobierno es capaz de ceder ante los que quieren romper España con tal de avanzar en su estrategia perversa, nos manifestamos el pasado domingo en la plaza Colón de Madrid y nos manifestaremos también el próximo domingo, pero esta vez por las calles de Barcelona bajo el lema ‘Cataluña es España. ¡Elecciones ya!’. Casi con toda seguridad, el gabinete de Sánchez con tal de que la ciudadanía no nos escuche, que no podamos explicar el engaño, intentarán menospreciar nuestras palabras comparándonos con la España en blanco y negro. Pero lo cierto es que, si realmente Sánchez quería promover el progreso de España, no hubiera abrazado a los populistas y a los nacionalistas cuyo objetivo principal es desacreditar y erosionar las instituciones y el Estado de Derecho.

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