Los científicos no dan crédito: los linces de España y Portugal ya se mezclan y dejan de ser poblaciones aisladas

La recuperación del lince ibérico ha alcanzado un hito que parecía impensable hace apenas dos décadas.
El animal, que estuvo a punto de desaparecer, ahora se mueve libremente entre territorios españoles y portugueses.
Los linces ibéricos de España y Portugal dejan de ser poblaciones aisladas
La historia del lince ibérico está dando un giro inesperado gracias a las iniciativas de conservación que se pusieron en marcha desde principios de este siglo.
Lo que comenzó como programas de cría en cautividad y reintroducción selectiva se ha transformado en un entramado de corredores biológicos que facilitan el desplazamiento natural de los ejemplares.
Los primeros resultados visibles surgieron en el sur de Portugal, en la zona de Mértola y el Algarve, donde los felinos empezaron a expandirse de manera autónoma en 2019.
Desde allí, el modelo se replicó en Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia, permitiendo que diferentes núcleos poblacionales se mezclaran y dieran lugar a una recuperación genética más sólida.
El papel clave de los proyectos europeos como LIFE en la conservación del lince ibérico
El éxito no habría sido posible sin la financiación de los programas medioambientales europeos, en particular el LIFE, que impulsó la creación de corredores naturales y reforzó los hábitats donde el lince podía prosperar.
Estos espacios han permitido que el felino vuelva a colonizar zonas históricamente suyas, integrándose en ecosistemas donde convive con especies como el conejo, el ciervo o la perdiz roja.
El trabajo, además, ha contado con la participación de cazadores, agricultores y vecinos, quienes han colaborado en campañas de sensibilización. Murales, esculturas y talleres escolares en localidades portuguesas y españolas han servido para acercar el valor ecológico del lince a la sociedad.
Lince ibérico en cifras: crecimiento récord en la península ibérica
Según informa el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), el recuento más reciente señala que ya existen 2.401 linces ibéricos en la península. España concentra la mayoría, con 2.047, de los cuales 942 viven en Castilla-La Mancha y 836 en Andalucía.
Extremadura suma 254, mientras que en Murcia y Palencia las poblaciones aún se encuentran en consolidación. Portugal, por su parte, cuenta con 354 linces, un número histórico que refleja la eficacia del plan transfronterizo.
Estos datos marcan un contraste radical con el inicio del siglo XXI, cuando la especie estaba considerada el felino más amenazado del planeta, con apenas un centenar de individuos en libertad.
Retos para el futuro del lince ibérico
Pese a los avances, los especialistas advierten que la batalla no está ganada. Uno de los principales riesgos es el futuro incierto de los fondos europeos: el borrador presupuestario de la Unión Europea para 2028 contempla la reducción de programas ambientales, lo que podría frenar la expansión de la especie.
Otro reto clave es la aceptación social. Los biólogos trabajan codo a codo con comunidades rurales para explicar que el lince ibérico no representa una amenaza, sino que se trata un aliado en el control de especies como el zorro o los conejos enfermos. Sin esa cooperación local, la consolidación del proyecto podría verse comprometida.