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Giro de 180º en los colegios de Madrid: la medida que afecta medio millón de estudiantes y no hay marcha atrás

Los colegios de Madrid se preparan para un cambio profundo en el modelo educativo. Un giro que va a ser sin duda, de 180 grados, si tenemos en cuenta el modo en el que actualmente se imparten las clases, cada vez más alineado con las nuevas tecnologías. Pero lo cierto es que todo va a cambiar en cuanto acabe el verano ya que a partir del próximo curso, las aulas de Infantil y Primaria dejarán de estar llenas de pantallas.

Tablets, móviles y ordenadores, que en algunos casos se habían convertido en parte de la rutina diaria, van a quedar relegados en los colegios de Madrid, ya que la Comunidad ha aprobado un decreto que prohíbe el uso individual de estos dispositivos en los centros sostenidos con fondos públicos. Hablamos de una medida que afectará a más de medio millón de estudiantes, lo que supone un cambio más que evidente en el modo actual de como se trabaja o cómo se imparte clase.

El decreto, respaldado por el Consejo de Gobierno, busca frenar el impacto del uso excesivo y temprano de la tecnología en los menores. No pretende eliminar por completo las competencias digitales, que seguirán presentes en los currículos, pero sí establecer unos límites mucho más claros y realistas. Miguel Ángel García Martín, consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local, explicó que el objetivo es proteger la atención de los niños, fomentar la creatividad y recuperar dinámicas de aprendizaje más activas y menos dependientes de una pantalla.

Adiós a las pantallas en los colegios de Madrid

Esta decisión de eliminar las pantallas de los colegios de Madrid no ha surgido de la nada. Durante el periodo de información pública se recibieron más de 400 alegaciones, lo que demuestra el interés y las inquietudes que despierta el tema. Muchos padres llevaban tiempo advirtiendo sobre las consecuencias de pasar demasiadas horas delante de una pantalla, incluso para tareas escolares. Problemas de sueño, falta de concentración o un menor desarrollo de habilidades sociales están entre las principales preocupaciones que han llevado a las autoridades a dar este paso.

A partir del próximo curso, los niños de Infantil y Primaria no podrán utilizar dispositivos digitales de forma individual. Tampoco se permitirán deberes ni trabajos evaluables que requieran una tablet u ordenador en casa. Se aceptará un uso compartido, pero siempre con fines pedagógicos concretos y bajo la supervisión directa del profesor. Además, el tiempo de exposición se ajustará a la edad: en el segundo ciclo de Infantil, de 3 a 6 años, el límite será de una hora semanal; en los dos primeros cursos de Primaria, una hora y media; y en los dos últimos, un máximo de dos horas a la semana. Los menores de tres años quedarán completamente al margen de cualquier contacto con pantallas.

¿Qué pasará en ESO y bachillerato?

Las restricciones no afectan del mismo modo a la Educación Secundaria Obligatoria. En esta etapa serán los propios centros los que determinen cómo integrar las herramientas digitales, adaptándose a las necesidades de sus alumnos y al tipo de materias que imparten. Se mantiene, por tanto, cierta flexibilidad, ya que a partir de los 12 años la tecnología se considera una parte esencial para adquirir habilidades que serán necesarias en estudios superiores y en el mundo laboral.

Excepciones para necesidades específicas

El decreto contempla eso sí, excepciones muy concretas. Los estudiantes que requieran apoyos especiales podrán seguir utilizando dispositivos, siempre que un informe psicopedagógico lo indique. También se permitirá el uso de pantallas en determinadas asignaturas optativas o en programas donde sea imprescindible para desarrollar competencias específicas. La idea no es bloquear la tecnología, sino darle el espacio justo, evitando el uso indiscriminado.

Inspección y asesoramiento a los colegios

La Inspección Educativa no sólo tendrá la responsabilidad de vigilar que se cumpla esta nueva normativa, sino que además ayudará a los centros a adaptarse de forma ordenada. Este papel de acompañamiento busca que la transición sea progresiva y no genere problemas en el desarrollo del curso. El hecho de que se hayan recogido más de 400 opiniones en el proceso previo demuestra el amplio interés que ha generado la medida.

Plazos de adaptación claros

Los colegios sostenidos con fondos públicos tendrán el curso 2025/26 para implementar por completo estas nuevas reglas. Aquellos que ya hayan apostado por proyectos con un dispositivo individual por alumno dispondrán de un curso adicional, hasta 2026/27, para modificar su sistema. A partir de ese año no podrán abrir nuevos grupos con esta metodología y deberán reducir de forma notable las horas de uso de pantallas, eliminando además los deberes que las requieran.

¿Qué ocurre con los centros privados?

En el caso de los centros privados no concertados, no habrá una obligación directa, pero sí se les insta a incorporar medidas que promuevan un uso responsable de la tecnología. Cada centro podrá decidir cómo aplicarlo dentro de su autonomía, aunque el objetivo de la Comunidad de Madrid es que el cambio de modelo sea lo más generalizado posible.