Fallo inaudito en ChatGPT: le pide ayuda para su jubilación y le queda una pensión de 200 euros
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La inteligencia artificial se ha convertido en poco tiempo en algo que se utiliza casi a diario. Son muchas las personas que la usan para hacer trabajos escolares, escribir textos, resúmenes, hacer traducciones o que nos planifiquen presupuestos o nos expliquen recetas. Dependiendo de la consulta, las consecuencias pueden ser más o menos importantes. Sin embargo, algo que no había pasado hasta la fecha, era ver como la IA, y en concreto ChatGPT ha provocado la ruina a un jubilado ya que por su culpa, se ha quedado con una pensión de sólo 200 euros.
Este jubilado en cuestión, entró en aplicación de ChatGPT, formuló sus preguntas con respecto a su intención para jubilarse antes de tiempo (a los 60 años) y siguió paso a paso las indicaciones que iba recibiendo, como si estuviera hablando con un asesor especializado. Según el cálculo que le ofreció la IA, su pensión rondaría los 800 euros al mes. La cifra le pareció razonable y no vio necesario confirmar nada con un profesional. Pero el golpe llegó cuando se resolvió su solicitud: en lugar de los 800 euros prometidos, sólo va a recibir 200 euros al mes y no de forma temporal, sino para toda su vida. Pertenecía a un régimen especial y quería jubilarse antes de la edad ordinaria. ChatGPT le indicó que podía hacerlo y que la cantidad estimada se basaba en una supuesta disposición cuadragésimo séptima de una ley concreta. Esa disposición, según ha contado después su abogado, no existe.
Fallo de ChatGPT con una jubilación
Puede que veamos a la IA o a ChatGPT como el futuro o de hecho, como el gran asistente que siempre hemos deseado tener. Le preguntas una dirección y te la da al momento. Le das las pautas para que te escriba una propuesta de proyecto que puedas presentar o para hacer el currículum y te lo hace. Incluso ha sido noticia el que se haya puesto de moda el uso de ChatGPT a modo de psicólogo o terapeuta. De este modo, muchas personas explican como se sienta a la inteligencia artificial y este les escucha y les responde.
Todo un riesgo que profesionales de la salud mental ya advierten, pero ahora también los abogados nos pueden decir que cuidado con lo que preguntamos a ChatGPT sobre sueldos o sobre la pensión porque las consecuencias como lo que le ha pasado a este jubilado, son terribles.
El afectado confió tanto en la respuesta que no se molestó en contrastarla con la Seguridad Social ni con un abogado. Tramitó todo tal y como la IA le había dicho. Cuando llegó la resolución oficial, se encontró con la cifra real: 200 euros mensuales, equivalentes al 25% de su base reguladora. El abogado que lleva el caso asegura en redes, que revertirlo es casi imposible, porque el procedimiento se ajustó a la normativa vigente.
Aquí no estamos hablando solo de un fallo técnico, sino de algo mucho más peligroso: la fe ciega con la que muchos aceptan lo que estas herramientas les dicen. La IA contesta con seguridad, incluso con un tono que parece de experto, y eso engaña. Pero que suene convincente no quiere decir que sea cierto. Y más cuando se trata de temas legales o administrativos. Si preguntamos mal o le damos un prompt inadecuado, es posible que la máquina se equivoque y mucho.
El papel del abogado y las opciones de rectificación
Cuando entendió la gravedad del error, el hombre acudió al despacho de Ignacio de la Calzada, que ha hecho público el caso en Instagram. El letrado está revisando la documentación para ver si existe algún resquicio que permita mejorar la situación, aunque reconoce que es muy complicado. «Vamos a ver si podemos hacer algo, pero ya os puedo asegurar que es muy complicado porque está bien, es que es correcto», relató.
La clave está en que la administración no cometió errores: el cálculo es legal y el procedimiento está bien hecho. El problema es que la decisión de jubilarse se tomó basándose en datos inventados por la IA. Y cuando la resolución es firme y cumple todos los requisitos, apenas queda margen de maniobra.
La advertencia sobre el uso de la IA
Ignacio de la Calzada lo resumió sin rodeos: «ChatGPT la cagó y ChatGPT no es un abogado, se inventa cosas». Asegura que estas herramientas son útiles como apoyo, pero no pueden sustituir el trabajo de un profesional que conozca la ley. Además, advierte que la calidad de las respuestas depende de cómo se formulen las preguntas y de la información previa que se aporte.
Su consejo es sencillo: puedes usar la IA para resolver dudas rápidas o como punto de partida, pero nunca para tomar decisiones que afectarán a tu futuro económico o legal. «La IA funciona como herramienta muy buena para muchísimas cosas y nos facilita las cosas, pero no es fiable en muchos casos. Usad siempre un profesional y, sobre todo, que no os engañen».