Juegos Olímpicos
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La mujer que parodió a Cristo en la inauguración de los Juegos presenta una denuncia por ciberacoso

Barbara Butch denuncia que sufre una campaña de ciberacoso y difamación

Se niega a pedir perdón a la comunidad cristiana por su interpretación de 'La Última Cena'

"No aguantan que pueda representar a Francia, porque es una mujer, lesbiana, gorda, judía", asegura su abogada

  • Francisco Rabadán
  • PARÍS
  • Enviado especial
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Barbara Butch ha presentado una denuncia por ciberacoso y difamación tras su controvertida participación en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos. Esta DJ, icono en la comunidad LGBTQ+ y activista feminista, parodió a Jesucristo en el momento del evento en el que se representó el cuadro de ‘La Última Cena’ con ‘drag queens’.

La comunidad cristiana se movilizó en masa con diversos #hashtags como «Basta de ofensas» después de que se atacase la religión mayoritaria de los Juegos Olímpicos sin ningún tipo de sentido. Butch, por su parte, afirma que ha recibido amenazas de «violación, tortura y muerte» durante estos días y por ello decidió romper su silencio en redes sociales.

«Si al principio decidí no pronunciarme para dejar que los ‘haters’ se calmaran, los mensajes que estoy recibiendo son cada vez más extremos. Todo por haber tenido la oportunidad de representar la diversidad de mi país a través del arte y la música, junto a otros artistas e intérpretes que admiro», dijo Butch sobre los mensajes que le habían incomodado. «Toda mi vida me he negado a ser una víctima: no me callaré», remató.

Quizá la artista no se paró a pensar que reírse del mundo cristiano en la ceremonia de inauguración podría granjearle esas consecuencias y sí se esperaba los aplausos de todo el mundo por profanar una de las imágenes más sangradas al culto de la religión dominante en Europa.

Así las cosas, Butch y su abogada Audrey Msellati decidieron acercarse a una comisaria de París para denunciar los «numerosos insultos antisemitas, homófobos, sexistas y gordofóbicos» recibidos durante estos días tanto por franceses como por extranjeros.

La artista, lejos de pedir perdón por su desafortunada interpretación, en la ceremonia de inauguración de los Juegos ha asegurado que «tiene intención de perseguir a cualquiera que, en el futuro, intente intimidarla» y además aseguró que no guarda ningún remordimiento por nada de lo que hizo porque «todo fue algo artístico».

Nadie pide perdón

Thomas Jolly, director e ideólogo de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, también se negó a pedir disculpas por la imagen dada con ‘La Última Cena’ y puso como excusa que no se buscaba parodiar a los cristianos. «La idea era crear una gran fiesta pagana vinculada a los dioses del Olimpo. Nunca encontrarán en mí o en mi obra ningún deseo de burlarse o denigrar a nadie. Quería crear una ceremonia que reparara y reconciliara», dijo.

La única que pidió disculpas y a medias fue la directora de comunicación de París 2024, Anne Descamps, quien no reconoció la parodia. «Nunca hubo ninguna intención de faltarle el respeto a ningún grupo religioso, en absoluto», especificó.

La comunicadora, sin embargo, sí que salió a defender firmemente a Barbara Butch. «Condenó firmemente el ciberacoso del que ha sido víctima el equipo artístico de la ceremonia. Estamos a su lado y los apoyamos», añadió Descamps.

Según la abogada de la mujer que parodió a Cristo, Audrey Msellati, añadió que «quienes atacan a Barbara Butch lo hacen porque no aguantan que pueda representar a Francia, porque es una mujer, lesbiana, gorda, judía…». «Al atacarla a ella, atacan a los valores, a los derechos y a las libertades de Francia, que ella representa por su existencia en el espacio público y principalmente por el hecho de que actúa para su país en un escenario internacional», zanjó.

En Francia, todas estas explicaciones vagas lo único que han hecho es avivar un debate nacional sobre lo mal que estuvo organizada la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos y de que no se cumplió con el objetivo que era que se hablasen de los monumentos de París, no de religión ni de los asuntos del movimiento LGBTQ+ y los woke.