El AVE ‘made in Spain’ a La Meca puede ser inviable: las tormentas de arena inutilizan las catenarias
Las tormentas del desierto están a punto de derrotar definitivamente a uno de los proyectos de ingeniería más ambiciosos impulsados por las grandes empresas españolas. Más de 6.750 millones de euros están en juego debido a los problemas irresolubles que, desde hace meses, traen de cabeza a los técnicos del consorcio liderado por Renfe, Adif, Ineco, Copasa, OHL, Talgo y Cobra (ACS).
Cuando el pasado mes de febrero la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, visitó las obras del AVE que unirá las dos ciudades sagradas de Medina y La Meca, destacó que las empresas españolas «están haciendo posible el milagro del AVE en el desierto».
Pero en aquel momento, el Gobierno de Arabia Saudí ya había dado un ultimátum al consorcio para que resuelva el grave problema que amenaza con abortar el proyecto. Las tormentas cíclicas que arrastran cientos de toneladas de arena enterraban los raíles y dejaban inutilizado el trazado.
El grupo liderado por las empresas españolas ha estudiado distintas fórmulas hasta dar con la solución definitiva. Además de construir algunos tramos sobre una plataforma elevada (vía en placa sobre una base de cemento), se analizó la posibilidad de combinar muros de metro y medio de altura con trincheras excavadas, para proteger el trazado. También se planteó la colocación de barreras vegetales en los márgenes de las vías para retener las grandes masas de arena.
Riad exige soluciones a Fomento
Estas medidas no han dado el resultado esperado. El problema se ha resuelto finalmente con la utilización de aerogeneradores, similares a molinillos de viento que van despejando la arena de la vía.
Pero el proyecto ha embarrancado ahora con otra dificultad que amenaza con abortarlo definitivamente: las tormentas de arena también inutilizan las catenarias, el tendido eléctrico elevado sobre postes en todo el recorrido que suministra la electricidad a los trenes del AVE. Esta vez, los técnicos del consorcio Al Shoula (del que también forman parte dos empresa de Arabia Saudí) no logran dar con una fórmula para proteger una estructura tan vulnerable en los 450 kilómetros de recorrido.
Uno de los máximos representantes del Ministerio de Transportes de Arabia Saudí viajó a Madrid hace unas semanas para entrevistarse con responsables del Ministerio de Fomento, con el fin de pedir que se desbloquee cuanto antes la obra.
Sin embargo, las empresas participantes en el proyecto no han dado hasta ahora con una solución técnica y temen que el Gobierno de Arabia Saudí decida rescindir el contrato multimillonario. De hecho, ya el pasado mes de mayo bloqueó todos los pagos, a la espera de que se resuelva el problema técnico.
La obra debía acabar en diciembre
El sueño del AVE a la Meca se ha convertido en una pesadilla para los ingenieros españoles. Lo que ya dan todos por descontado es que no se podrán cumplir los plazos previstos, que inicialmente vencían el próximo mes de diciembre. La línea de Alta Velocidad debía entrar en servicio el 1 de enero de 2017. Ante las dificultades surgidas, el Gobierno de Riad accedió a ampliar el plazo en 14 meses, hasta la primera mitad de 2018.
Además, las empresas integradas en el consorcio Al Shoula acumulan ya unos sobrecostes próximos a los 2.000 millones de euros, de los que el Gobierno saudí no quiere hacerse cargo, tal como había advertido desde un principio.
El trazado tiene longitud de 450 kilómetros y ha sido diseñado para que los trenes puedan circular a una velocidad de hasta 300 kilómetros por hora. De este modo, el trayecto se realizará en menos de tres horas. Uno de sus objetivos es facilitar el traslado de los millones de peregrinos musulmanes que cada año acuden a La Meca.
Pero además, este proyecto –cuyo futuro es más incierto que nunca– debería servir para abrir la puerta a las empresas españolas a otras grandes obras de ingeniería previstas, como la construcción del Metro de La Meca y las conexiones entre el Mar Rojo y el Golfo Pérsico.