Asesinato en Francia

La violó y bebió su sangre: la escalofriante confesión de la asesina de una niña de 12 años en París

asesinato niña Lola Daviet Francia
La niña Lola Daviet y la supuesta asesina.
Diana Arias

La investigación del terrible asesinato de Lola Daviet, una niña de tan sólo 12 años, que ha conmocionado a Francia avanza. Ya sólo hay una acusada que ha confesado ser la autora de su muerte y un imputado por «ocultamiento del cadáver». Los detalles del caso son escalofriantes: dice que la secuestró, la violó, bebió su sangre, pintó los número 1 y 0 en sus pies y la metió en una maleta.

La autora confesa del crimen es una inmigrante argelina de 24 años que se encuentra en situación irregular en el país. Su nombre es Dhabia B. y ha sido acusada de «asesinato» y «violación de una menor con actos de tortura y barbarie». Entró legalmente a Francia en 2016 con un visado de estudiante pero cuando expiró no abandonó el país. Precisamente el 21 de agosto de este año fue detenida en un aeropuerto francés por carecer de permiso de residencia y se le impuso automáticamente una obligación de abandonar el territorio francés, una obligación que no cumplió.

Dhabia B. ha prestado declaración ante el juzgado de investigación que investiga el caso a puerta cerrada. La sospechosa fue detenida horas después de desaparecer la niña gracias a las cámaras de vigilancia del edificio donde vivía la niña y a la declaración de un testigo. Portaba la maleta en la que después se halló el cuerpo de la pequeña Lola.

La asesina confesa parece tener problemas mentales. Su declaración estuvo llena de contradicciones. Reconocía y negaba los hechos constantemente. Según la nota de prensa difundida por la Fiscalía, la sospechosa declaró que «arrastró a la víctima al apartamento de su hermana, que vive en el mismo edificio que la niña, y la habría obligado a bañarse antes de cometer una agresión sexual sobre ella y otros actos de violencia que resultaron en la muerte de la niña, y supuestamente escondió el cuerpo en la caja».

La mujer reconoció así la agresión sexual: «La agarré del pelo, le metí la cabeza entre las piernas (…), tuve un orgasmo». Después, según su relato, le tapó la cara, probablemente provocándole la muerte por asfixia. Dhabia continuó diciendo que después se tomó un café, escuchó música, y cortó el cuerpo de la niña con unas tijeras o un cuchillo hasta el punto de que la cabeza apareció casi desprendida del tronco. También confiesa que se bebió su sangre después de meterla en una botella.

La escalofriante confesión dejó pasmados a los investigadores. Los daños en el cuerpo de la menor cuadran, pero tras declarar la sospechosa se retractó de su declaración y aseguró que había contado un sueño y no la realidad. Ahí contó otra versión: que se defendió de un atacante misterioso con un cuchillo y luchó contra un fantasma, y juró que jamás mataría a un niño.

La desaparición y asesinato

El asesinato se produjo el pasado viernes. La niña debía volver a casa al terminar el colegio pero nunca lo hizo. Los padres, preocupados, llamaron a la Policía y comenzó la investigación. Horas después un vagabundo de 42 años descubrió una caja de plástico opaco que contenía el cuerpo de la adolescente en el patio interior del edificio donde reside la familia de Lola.

La autopsia realizada el sábado determinó que Lola murió por «insuficiencia cardiorrespiratoria con asfixia y signo de compresión cervical». El examen reveló «múltiples lesiones» pero no «lesión traumática de la esfera sexual».

Además de la principal sospechosa, también está imputado un hombre de 43 años por «ocultamiento de cadáver».

Intenso debate en Francia

El origen de la principal sospechosa ha generado un duro debate político en Francia. La derecha ha cargado duramente contra la falta de medidas contra inmigración irregular en el país. Y es que, Dhabia es una argelina que llegó con un visado de estudiante a Francia en 2016 y, en agosto, se le comunicó una orden para abandonar voluntariamente el territorio en 30 días.

Los servicios policiales conocían a la joven, que presentaría problemas psicológicos y una caótica historia de vida marcada por la marginalización, porque en 2018 fue víctima de violencia doméstica. «La sospechosa de este acto bárbaro no debería haber estado en nuestro territorio desde hace más de tres años», aseguró Marine Le Pen.

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