Sarraj pide ayuda internacional para celebrar elecciones

Libia Turquía
Fayez Sarraj, presidente del Gobierno de Acuerdo Nacional de Libia

Nueve años llevan los libios observando cómo la violencia acaba con la economía y la infraestructura del país. Las estructuras administrativas del Estado se han dividido en dos y, desde la muerte del general Muamar Gadafi, ambas luchan por obtener el control del país.

Entre idas y venidas, a mediados de agosto se proclamó un alto el fuego y, desde entonces, se está negociando una paz entre los bandos enfrentados. Estas conversaciones se están llevando a cabo en Bouznika (Marruecos), en Ginebra (Suiza) y en El Cairo (Egipto), donde se está barajando la idea de unir ambas administraciones y crear un Ejército conjunto.

Fayez Sarraj, que hace una semana anunciaba su próxima dimisión (antes de octubre), ha pedido a la comunidad internacional apoyo para celebrar “unas elecciones que los libios esperan desde hace demasiado tiempo», declaraba el líder frente a la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La intención de realizar un “diálogo constructivo” es algo que “Trípoli ha demostrado una y otra vez”, insistía en mandatario. “Queremos prevenir los derramamientos de sangre y de vidas», ha agregado en un discurso en a la asamblea que celebra su 75 aniversario.

«Cada vez que tengo la oportunidad de dirigirme a esta asamblea me gustaría poder hablar del final de la difícil transición en mi país, hablar de superar los grandes retos y crear un futuro de un Estado democrático en el que el poder se transfiera pacíficamente”, destacaba mientras, a la vez, lamentaba que «algunos actúan para socavar estas aspiraciones».

Las conversaciones de paz ya están en marcha, el objetivo principal es ponerse de acuerdo en una base constitucional y convocar elecciones parlamentarias y presidenciales. Sarraj ha pedido «apoyo internacional para garantizar el éxito de las elecciones». «Así se acabará con la crisis de legitimidad», ha añadido.

¿Cómo se dividen las partes enfrentadas en Libia?

Por un lado, se encuentra el Parlamento de Tobruk con Aguila Saleh de presidente. Este parlamento se encuentra en la ciudad de Tobruk y es leal al Gobierno de Bengasi, respaldado por las fuerzas del Ejército Nacional Libio, liderado por el mariscal Jalifa Haftar. Esta parte de la administración está apoyada internacionalmente por Jordania, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos, Sudán, Rusia y Francia.

En el otro bando se encuentra el Alto Consejo de Estado Libio que representa el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) en Trípoli. El presidente de este organismo es Khaled al-Mechri y el primer ministro es Fayez al-Sarraj. Éste último ha anunciado su dimisión en plenas conversaciones de paz auspiciadas por Marruecos, una renuncia lamentada por muchos debido al “buen liderazgo” que supone para el bando apoyado por las Naciones Unidas, Italia, Turquía y Qatar.

A principios de esta semana, Haftar y Saleh se han reunido en El Cairo para acercar posiciones. El líder Parlamento libio de Tobruk y el mariscal del Ejército Nacional Libio han iniciado una ronda de contactos para hablar sobre seguridad, petróleo y las iniciativas que tuvieron lugar el Marruecos y Ginebra.

Poco a poco las conversaciones parece que van cogiendo cuerpo, a pesar de que el conflicto militar sigue palpitando en las calles de Libia. Existe un veto, enunciado por las Naciones Unidas, de ventas armamentísticas al país africano. Sin embargo, la Unión Europea sancionaba esta semana a tres compañías de Turquía, Jordania y Kazajistán, así como a dos personas libias por seguir con estas actividades en pleno alto el fuego.

«Desafortunadamente hubo algunos países que proporcionaron material y otras cosas, países que conocen todos», ha manifestado el primer ministro del GNA en su discurso frente a la ONU, en referencia a Egipto, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Rusia, entre otros. «Esto es inaceptable. Viola la independencia y la soberanía de Libia y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y el Derecho Internacional», ha sostenido.

En esta misma línea, ha abogado por «el respeto mutuo y la no injerencia en los asuntos internos» y ha reiterado que «las milicias (extranjeras que apoyan a Haftar) deben volver a sus países y los puertos y los campos petrolíferos deben quedar abiertos».

Sarraj no se fía de Haftar 

Durante el discurso frente a la Asamblea General de la ONU, el primer ministro no ha querido perder la oportunidad de recordad que, a pesar de buscar un Gobierno unificado y una paz duradera no todo puede ser impunidad.

«La única excepción serían aquellos cuyos crímenes han quedado demostrados jurídicamente y han derramado sangre libia», ha dicho señalando veladamente a Haftar, al que acusa de haber provocado ataques horribles en Trípoli provocando innumerables pérdidas de vidas humanas”.

A pesar de encontrarse en plenas negociaciones de paz, también el ministro de Defensa del GNA, Sala al-Namrush, ha rechazado este lunes un diálogo político y ha acusado a Haftar de entorpecer las negociaciones.

Las autoridades de Trípoli y del este tienen ahora la ingente tarea de pactar una nueva estructura de consejo presidencial que unifique a las dos administraciones enfrentadas y convoque elecciones para intentar poner fin al conflicto en el país africano.

Aguilah Saleh ha propuesto una iniciativa política para unificar las instituciones y actualmente encabeza las conversaciones políticas de las autoridades. Ahora mismo hay dos Bancos Centrales en el país y las autoridades internacionales han señalado que es necesario que se unifiquen. Así mismo, también se está hablando en El Cairo de la posibilidad de unificar Ejércitos para quedar completamente fusionados de cara a dirigir la futura seguridad de la nación.

Las negociaciones empiezan a dar sus frutos y Haftar ha reabierto los puertos petroleros como muestra de buena voluntad hacia las últimas conversaciones, a pesar de que Sarraj se opuso rotundamente a esta apertura.

Muy poco a poco parece que se van abriendo nuevos espacios de entendimiento para poner fin al enfrentamiento que lleva destrozando Libia desde hace nueve años.

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