Cumbre del G-7

Así está Biarritz ante la Cumbre del G-7: Policía, tiendas cerradas y menos vecinos

Estas fuertes medidas de seguridad, que bloquean por completo los accesos terrestres a la localidad, ha provocado que muchos de los lugareños hayan optado por abandonar Biarritz

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Vídeo: Enrique Falcón - Enviado Especial a Biarritz (Francia)

Más de 20.000 agentes franceses y españoles han tomado la ciudad francesa de Biarritz y sus alrededores -a unos treinta kilómetros de la frontera española con Irún- ante la inminente llegada de los principales líderes mundiales que participarán en la 45ª Cumbre anual del G-7.

Desde primera hora de la mañana es imposible acceder a la zona centro de esta ciudad, de 25.000 habitantes, sin estar acreditado. Incluso los vecinos que no han tenido otra alternativa que quedarse este fin de semana en sus casas tienen que llevar una acreditación y el carné de identidad visible para poder llegar a sus viviendas.

Las fuertes medidas de seguridad, que bloquean por completo los accesos, provocan que muchos de los lugareños hayan optado por abandonar Biarritz durante los días que dura la cumbre. Los que se han quedado aceptan con resignación tener que identificarse permanentemente al pasear por las tranquilas calles de este pintoresco pueblo marítimo, alterado por centenares de vehículos policiales con la sirena puesta o vehículos negros con los cristales tintados.

Las autoridades han dividido Biarritz en tres zonas de seguridad diferenciadas por colores. La zona azul es la más amplia y la única a la que se puede acceder en coche. Las zonas morada y roja, ésta última la más cercana al Hotel du Palâis -donde se celebrará la reunión y donde dormirán los dirigentes internacionales- están completamente restringidas a los participantes a la cumbre y algunos vecinos que tienen que acceder caminando.

Los ciudadanos que quedan en Biarritz reconocen tener «miedo» de que «algo pueda suceder». Pese a los inconvenientes que supone el despliegue policial, celebran que la presencia de agentes sirva para garantizar la seguridad de la población. Creen, además, que «será un día para rememorar dentro de diez o veinte años».

Tiendas cerradas

Las restricciones también han afectado a los comercios, que como todo municipio turístico, hacen caja en agosto. Muchos de ellos, sobre todo los situados en la zona morada, han optado por cerrar las puertas ante la falta de clientes.

Además, los que están situados en la zona roja se han encontrado con su puerta tapiada con lonas negras para garantizar la seguridad y privacidad de los líderes.

El aeropuerto sin vuelos

El aeropuerto de Biarritz, a escasos dos kilómetros del centro de la población, está también cerrado a la aviación comercial, excepto para los vuelos de las autoridades. Como en la zona centro, grandes lonas negras impiden reconocer la pista de aterrizaje, visible en días normales desde distintos puntos.

Decenas de agentes de la Gendarmerie y la Policía Nacional francesa, así como servicios secretos y militares de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido o Japón, permanecen en las instalaciones a la espera de la llegada de sus presidentes.

También está cerrado, desde este viernes por la mañana, el espacio aéreo de la zona, lo que afecta al aeropuerto español de Hondarribia (San Sebastián), desde donde únicamente se permite el despegue y aterrizaje de rutas comerciales.

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