López Obrador intenta tapar con los ‘invasores’ españoles el escándalo de la casa de su hijo en EEUU
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, más conocido por AMLO, siempre desentierra a los malvados invasores españoles para tapar sus problemas internos. Esta vez se trata de una grave acusación de tráfico de influencias en la que aparece implicado como principal protagonista su hijo, José Ramón López Beltrán, y su casa en EEUU, concretamente en Conroe, Texas, al norte de Houston, propiedad del contratista de Petróleos Mexicanos (Pemex) la empresa estadounidense Baker Hughes.
Un escándalo que salta justo cuando López Obrador negocia con Joe Biden diversos acuerdos para desarrollar en México proyectos de energía renovables con varias empresas de EEUU.
La casa de Houston, en la que vivíó al menos un año a todo lujo el hijo mayor de AMLO, estaba ocupada antes de llegar él por Keith L. Schilling, un alto ejecutivo de Baker Hughes. Obrador estaría cobrándose de esta manera, según los medios mexicanos críticos con su presidencia, «favores» de Pemex al contratista norteamericano, con el que ha firmado numerosos contratos desde hace años.
Según informa Forbes, la periodista Peniley Ramírez, publicó que desde agosto de 2019, cuando López Beltrán ocupó la casa, a enero de 2020, cuando Schilling dejó Baker Hughes, esta compañía recibió adjudicaciones de Pemex por valor de 194 millones de dólares, equivalentes a unos 3 mil 900 millones de pesos.
El director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, afirma que la asociación Méxicanos Contra la Corrupción y la Impunidad «miente» cuando denuncia estos contratos ya que se trató de una licitación pública, en la que participaron seis empresas, de las cuales, dos presentaron una oferta para proveer dichos bienes, en este caso se trataba de bombas electrocentrífugas.
Dos mansiones
Esta asociación afirma que López Beltrán y su esposa estadounidense de origen brasileño, Carolyn Adams, corredora petrolera en Houston, han vivido en dos mansiones -primero en Conroe y luego en Cypress, al norte de Houston, que cuestan cada una cerca de un millón de dólares. La segunda estaría a nombre de la esposa del hijo de López Obrador.
Según el alto cargo de Pemex, Baker Hughes, «es una de las 4.500 empresas que prestan servicios a Pemex», aunque reconoce que es la quinta de las 25 que más facturan a la empresa pública mexicana.
AMLO se considera víctima de una «campaña de desprestigio»: Los hijos de uno tienen que pagar lo que hacen sus padres, y como mi trabajo es enfrentar a la mafia del poder y llevar a cabo, junto con otros mexicanos, un proceso de transformación, pues no es en contra de él de forma directa, aunque los dañe, es en contra mía», afirmó el presidente mexicano durante una rueda de prensa.