El huracán Katia llega a México apenas un día después del terrible terremoto
Al menos 61 personas murieron y más de 200 resultaron heridas en un potente terremoto de 8,2 grados que sacudió el sur de México, cuya costa oriental era golpeada la noche del viernes por el huracán Katia.
«Son 61 personas que lamentablemente fallecieron», de las cuales 45 en el estado de Oaxaca, 12 en Chiapas y cuatro en Tabasco, dijo el presidente Enrique Peña Nieto desde la ciudad de Juchitán, la más golpeada por el sismo, con 36 de fallecidos hasta ahora.
Las autoridades han advertido de la posibilidad de una réplica superior a 7 grados en las 24 horas posteriores al sismo y no descartan que el balance de víctimas aumente. El sismo ocurrió a las 23H49 locales del jueves (04H49 GMT del viernes) cerca de la localidad de Tonalá (Chiapas), en el Pacífico, a unos 100 km de la costa.
Casi 24 horas después, el estado de Veracruz resentía el impacto de Katia con vientos sostenidos de 120 km/h, un huracán de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson de 5, tras avanzar por la costa del Golfo de México en nivel 2.
Al momento de la llegada de Katia, un equipo de la AFP constató en las calles de Tecolutla numerosos árboles caídos, ramas y distintos objetos metálicos, mientras que en un albergue familias enteras experimentaban con aire tranquilo el embate inicial del fenómeno.
El gobierno declaró en alerta la costa del Golfo de México y a distritos del centro y por los cuales Katia se desplazará en las próximas horas, amenazando a más de 1 millón de personas y con el riesgo de desatar inundaciones.
Palacio en ruinas
En Juchitán, localidad de unos 100.000 habitantes con fuerte presencia de la etnia zapoteca localizada en el sur de Oaxaca, el terremoto redujo a escombros el Palacio Municipal.
Al caer la noche, resultado de las cientos de réplicas que se han registrado en la jornada en el sur del país, la tierra se remeció por momentos, lo que hizo salir a numerosos pobladores a la calle.
Muchas casas, escuelas y el mercado estaban partidos por la mitad, otros exponían sus entrañas con tabiques quebrados, vigas metálicas dobladas y cristales rotos. «No tengo memoria de un terremoto tan terrible, si acaso el de Ciudad de México de 1985. Ahora aquí toda la ciudad es una catástrofe, muchos daños, muchas muertes», comentó a la AFP Vidal Vera, policía de 29 años que participa en las labores de rescate.
Tras el sismo del jueves, un poblador se aventuró entre los destrozos de lo que fue el palacio municipal para rescatar una bandera mexicana y ondearla, momento captado en vídeo y reproducido viralmente en redes sociales.
Megaurbe expectante
Ciudad de México, con más de 20 millones de habitantes y que no olvida la pesadilla del sismo del 19 de septiembre 1985 de 8,1 grados que dejó en ruinas amplias zonas con más de 10.000 muertos, esperaba expectante una potencial réplica.
La megaurbe, que los viernes suele ser animada y caótica, lució semivacía en amplios sectores pues escuelas suspendieron clases y algunas empresas convocaron sólo trabajadores esenciales.
Autoridades y expertos aclararon que esta vez la distancia hacia el epicentro fue de 700 km, mientras que en 1985 fue de unos 400 km y de ahí su impacto menor en el centro del país.
«Este sismo tuvo niveles de intensidad de una tercera parte o una quinta parte de lo que se observó en 1985», dijo en rueda de prensa Leonardo Ramírez, jefe de la Unidad de Instrumentación Sísmica del Instituto de la UNAM.
El papa Francisco elevó desde Colombia una plegaria por las víctimas del terremoto.
«Deseo manifestar mi cercanía espiritual a todos los que sufren las consecuencias del terremoto que ha azotado a México la noche pasada», dijo el papa al término de una misa en Villavicencio, llanos de Colombia.
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