Erdogan retoma su ofensiva contra la autonomía kurda en Siria: «Hay que limpiar la región de Afrin, son terroristas»

Recep Tayyip Erdogan
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. (Foto: Reuters)

La obsesión del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, contra los kurdos es total. Para él, todos los kurdos son «terroristas en potencia o en acción» y lleva los más de siete años que dura la guerra civil en Siria clamando por poder intervenir para «limpiar» sus fronteras, mientras se iba conformando una fuerza kurda que lograba resistir a los terroristas del autodenominado Estado Islámico (ISIS) y fundaba una administración con aspiraciones democráticas y liberales llamada Rojava.

Erdogan ha exigido este viernes «limpiar» la región siria de Afrin (uno de los tres ‘cantones’ de Rojava), cerca de la frontera con Turquía, de la presencia de las milicias kurdas, entre ellas las aliadas de Estados Unidos en la lucha contra Estado Islámico, y ha aprovechado para acusar a Washington de faltar a sus promesas de ayuda a la operación turca contra la organización yihadista.

A su condición de pueblo sin Estado repartido entre el turco, el sirio, el iraquí y el iraní se une que los kurdos son mayoritarios en el este de Turquía, y quieren conquistar derechos. Muchos, como el Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK), lo han hecho a través del terrorismo. Otros, como el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), se han unido a otros movimientos sociales para reclamar una nueva Turquía, más abierta, en contra de las ambiciones totalitarias de Erdogan.

Los kurdos tienen conciencia de pueblo, y en los cuatro países en los que viven su grado de sometimiento ronda entre la autonomía a regañadientes —Irak— y la ausencia total de derechos —Irán—. En Siria, en plena guerra, los kurdos han logrado defender y prácticamente pacificar y democratizar lo que han dado en llamar Rojava, una administración de tres cantones fronterizos con Turquía.

«Estados Unidos nos ha decepcionado al faltar a su palabra», ha declarado Erdogan durante un discurso ante los altos cargos de su partido Justicia y Desarrollo en Ankara, recogido por la agencia de noticias turca Anatolia. Y acto seguido, jugando con el lenguaje, ha igualado el terrorismo yihadista del ISIS con el pueblo kurdo, todo él.

«No queremos que esto suceda otra vez en Afrin», ha añadido, después de que miembros del Gobierno turco acusaran en los últimos días a Estados Unidos de dilatar inexplicablemente la intervención turca en la región, según fuentes del diario Al Monitor.

«Afrin es muy importante para nosotros. Tenemos que limpiarlo de la presencia de los terroristas de las YPG», ha declarado en referencia a las llamadas Unidades de Protección Popular, que Estados Unidos valora como uno de sus principales aliados en la lucha contra la organización yihadista. Turquía, por contra, les considera como un grupo que busca la destrucción última de su país.

La milicia kurda —aliada principal de EEUU en la guerra contra el ISIS— ha conquistado una vasta franja de territorio a lo largo de la frontera turca, pero Afrin es una «bolsa» que está separada del resto de las zonas que controla. De ahí el empeño de Erdogan en evitar a toda costa una frontera plenamente kurda, de ahí que lleve años exigiendo que se cree una «franja de seguridad» para refugiados en territorio limítrofe sirio, cuya administración no sería kurda, sino que estaría supeditada a los esfuerzos internacionales por acabar con el ISIS y el resto de criminales —incluido el presidente Bashar al Assad— en la guerra civil siria.

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