Combates étnicos en Darfur Occidental obligan a parar el proceso de paz de Sudán

Protestas en Sudán @Getty
Protestas en Sudán @Getty

Las conversaciones de paz para Sudán han quedado suspendidas por un intervalo de 24 horas. El diálogo entre el Gobierno de transición de Jartum y diversos grupos armados, celebrado en Juba, la capital de Sudán del Sur, se ha interrumpido por los combates registrados en la provincia de Darfur Occidental. No hay cifras oficiales de muertos, pero el Sudan Tribune ha informado de ocho víctimas mortales.

Un testigo ha declarado para Reuters que los choques estallaron tras el apuñalamiento de un miembro de las Fuerzas de Apoyo Rápido -un cuerpo paramilitar asociado al Gobierno- y dos de sus familiares en Geneina, la capital de la región, muy cercana a la frontera con Chad. En respuesta, grupos paramilitares constituidos por ciudadanos árabes han atacado varios campos de desplazados situados en los alrededores de la ciudad.

Las fuerzas políticas más relevantes del país -incluidas las principales organizaciones rebeldes- han condenado los episodios de violencia. El Gobierno de Abdalla Hamdok, en vista de la situación, ha informado de que enviará contingentes de soldados a la zona. En el marco de este despliegue, serán facilitados medios de transporte aéreo con el objetivo de evacuar a los heridos a la capital del país. Igualmente, ha sido declarado el toque de queda en toda la región de Darfur Occidental.

El ministro de Asuntos del Gabinete Omar Manis ha informado del desplazamiento de una delegación de alto nivel a Geneina para asegurar sobre el terreno que la situación no se desborde. La expedición estará liderada por el propio primer ministro Hamdok y el teniente general Mohamed Hamdan Dagalo, su segundo. Cuando pasen las turbulencias, se ha anunciado una investigación conjunta para determinar y depurar responsabilidades. Coordinada por el Fiscal General del Estado, las pesquisas contarán con la colaboración de la comunidad de inteligencia, la Policía, las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Apoyo Rápido.

Se espera que las negociaciones de paz se reanuden una vez que las aguas vuelvan a su cauce. El Gobierno transicional de Sudán, en el poder después de la caída del dictador Omar al-Bashir, está tratando de resolver la crisis de Darfur. Cuando los rebeldes del sur, se levantaron contra el poder central, el Gobierno respondió a través de su Ejército y grupos de milicianos árabes, denominados ‘janjauid’. Cerca de 300.000 personas fueron asesinadas y casi tres millones viven como desplazadas internas. El expresidente Al-Bashir, condenado por corrupción, está acusado por la Corte Penal Internacional de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Desde 2003, la violencia entre diferentes etnias ha sido una constante en el sur y el oeste de Sudán. En particular, los choques entre las milicias árabes y los grupos rebeldes de etnias africanas. No obstante, también se han registrado numerosos combates entre comunidades de pueblos nilóticos.

Problemas en las negociaciones

Actualmente, el Ejecutivo ha establecido las bases para la paz con el Frente Revolucionario de Sudán (SRF, por sus siglas en inglés), con quien ya ha firmado un acuerdo. Este grupo aglutina, a su vez, a nueve formaciones rebeldes y constituye el principal interlocutor de Jartum. No obstante, otros grupos están poniendo más dificultades. El Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán-Sector Norte (MLPS-N) todavía no se ha decidido a firmar un pacto con el Gobierno.

De hecho, el portavoz del grupo, Abdelaziz el-Hilu, ha pedido la suspensión de las negociaciones para consultar el desarrollo del diálogo con diversos actores locales. El Gobierno de Jartum ha accedido, de modo que las conversaciones han sido pospuestas durante un periodo de dos semanas. Implantado en las provincias de Kordofán del Sur y Nilo Azul, fue fundado en 2011.

El punto de controversia más importante reside, según ha informado el portal de noticias local Dabanga, en la confesionalidad del Estado. Mientras que el Ejecutivo central se muestra partidario de vincular la vida pública con el credo islámico, aplicando los principios de la sharía, el MPLS-N aboga por unas instituciones secularizadas. Además, también ha aspirado a ejercer la autodeterminación para las regiones más meridionales del territorio sudanés, de un modo similar al proceso de independencia de Sudán del Sur.

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