Alemania introduce controles en todas las fronteras para rechazar la entrada de inmigrantes ilegales
El gobierno de Alemania del socialista Olaf Scholz ha anunciado este lunes que recuperará los controles temporales en todas las fronteras terrestres del país contra la inmigración ilegal como respuesta a la victoria del partido de extrema derecha AfD en las elecciones regionales, después de la presión tras el ataque terrorista de Solingen: un refugiado sirio, Issa Al H., de 26 años, con vínculos con el grupo terrorista del Estado Islámico (ISIS), asesinó a tres personas. Los controles, que comenzarán el 16 de septiembre, se prolongarán durante seis meses, según ha informado este lunes el Ministerio del Interior en un comunicado. «Estamos reforzando la seguridad interior y manteniendo nuestra línea dura contra la inmigración irregular», ha declarado la ministra del Interior, Nancy Faeser, semanas antes de las elecciones en Brandeburgo, donde el canciller Olaf Scholz y los socialdemócratas (SPD) de centroizquierda luchan por mantener el control del gobierno.
Alemania comparte sus más de 3.700 kilómetros de frontera terrestre con Dinamarca, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Francia, Suiza, Austria, República Checa y Polonia, todos miembros del espacio Schengen, dentro del cual no suele haber restricciones ni controles para viajar. Los países Schengen están autorizados a reintroducir controles fronterizos temporales en situaciones excepcionales durante grandes acontecimientos internacionales o en caso de amenaza grave para el orden público.
El ministro austriaco del Interior, Gerhard Karner, ya ha advertido este lunes que su país no acogerá a ningún inmigrante rechazado por Alemania en la frontera. «No hay margen de maniobra», ha avisado, el cual ha indicado que «es la ley. He ordenado al jefe de la policía federal que no permita ninguna devolución».
Ya el año pasado, Alemania anunció controles más estrictos de inmigración en sus fronteras terrestres con Polonia, la República Checa y Suiza, en respuesta a un fuerte aumento de las primeras solicitudes de asilo.
Mientras, hace unos días el canciller alemán socialista Olaf Scholz prometió acelerar las deportaciones y endurecer las políticas contra la inmigración ilegal tras una visita al lugar del ataque terrorista en Solingen.
En este caso, el gobierno del socialista de Olaf Scholz, una coalición débil liberal de izquierda de Alemania, se ha visto sometido a una creciente presión para frenar la inmigración tras el ataque terrorista de Solingen el mes pasado, anteriormente citado, en el que tres personas murieron asesinadas y otras ocho resultaron heridas. El terrorista era un solicitante de asilo sirio, al que se había rechazado su petición y estaba pendiente de deportación de Alemania a Bulgaria, primer país de la Unión Europea en el que entró.
El terrorista sirio, autor del ataque, reivindicado por el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS), llegó a Alemania en 2022, pero no cumplía los requisitos para obtener el estatus de refugiado en Alemania. Por ello, tenía una orden de deportación que no cumplió.
Alemania, que es la mayor economía de Europa, es uno de los principales destinos de los inmigrantes ilegales y solicitantes de asilo que llegan a la Unión Europea. El año pasado, las autoridades alemanas registraron 266.224 casos de entrada de inmigrantes ilegales, que optaron por quedarse en el país. La mayoría son solicitantes de asilo que proceden de Siria y Afganistán
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