Hallazgo histórico: arqueólogos desentierran en Extremadura un yacimiento de la Edad del Cobre de unos 5000 años
En Extremadura, un descubrimiento arqueológico ha captado la atención los expertos. Bajo el suelo de esta región, un equipo de arqueólogos ha desenterrado un yacimiento que podría reescribir parte de la Edad de Cobre. Con una antigüedad estimada de unos de 5000 años, este hallazgo muestra en Almendralejo las huellas de actividades prehistóricas no conocidas hasta ahora.
Este descubrimiento no sólo es importante para la comunidad científica, sino que también despierta la curiosidad de quienes desean conocer más sobre la riqueza cultural y patrimonial que oculta el suelo extremeño.
Así ha sido el descubrimiento de un yacimiento de unos 5000 años en Extremadura
La construcción de un parque fotovoltaico en Extremadura ha desvelado un tesoro arqueológico de valor incalculable: el yacimiento Cortijo Lobato, una fortificación de la Edad de Cobre de unos 4900 años de antigüedad.
Está ubicado en el valle del arroyo Harnina, cerca de Almendralejo y, a diferencia de otros 24 recintos de fosos documentados en la zona, Cortijo Lobato es el único que ha sido excavado en profundidad, revelando su importancia histórica.
«Cuando se proyectó poner una planta fotovoltaica en este entorno se preveía que algo iba a haber pero nunca de esta magnitud», declara César Marcos Pérez, director de la excavación, en el medio Hoy.es.
«Ha sido una grata sorpresa a pesar de que haya supuesto que debamos replantear un poco las plantas. Es un valor añadido para nosotros», agrega Juan José García, responsable de proyectos fotovoltaicos de Acciona, la multinacional energética en Extremadura.
¿Cómo es el yacimiento de Cortijo Lobato?
Cortijo Lobato se caracteriza por su imponente estructura de fortificación, visible a pesar de sus casi 5000 años de existencia.
«Hay que decir que prácticamente no hay excavaciones arqueológicas. En Extremadura se conocen bastantes pero casi ninguno excavado. Lo singular de Cortijo Lobato es que es una fortificación que está diseñada desde el primero momento para serlo», explica el arqueólogo César Pérez.
En su apogeo, la fortaleza contaba con 3 murallas, 4 fosos excavados en la roca, 25 torres y muros de adobe que alcanzaban los 4 o 5 metros de altura. Estas características, junto con la longitud total de los fosos concéntricos (1,3 kilómetros), demuestran un claro afán defensivo.
Los expertos sugieren que la construcción de fortificaciones como Cortijo Lobato se debió a una grave sequía que azotó la Península Ibérica a finales del 3000 a.C. Esta sequía habría limitado la producción agrícola, haciendo necesario proteger los cultivos de trigo, cebada, legumbres, olivos y vid.
Las excavaciones en Cortijo Lobato han sacado a la luz miles de fragmentos, incluyendo placas de telar, restos de platos, puntas de flechas de sílex, cinceles, hachas de piedra, elementos ornamentales y religiosos, huesos de animales e incluso un legionario romano con su puñal.
«Nos queda todavía trabajo por hacer. Bastante trabajo. La ilusión es máxima. Cortijo Lobato es todavía una caja de sorpresas», concluye César Pérez, entusiasmado por el potencial del yacimiento.
El hallazgo de Cortijo Lobato en Extremadura ha desvelado una fortificación de la Edad de Cobre de gran valor histórico. Este descubrimiento enriquece el conocimiento sobre la prehistoria en la región y abre nuevas perspectivas para la arqueología.