Día del Beso Robado: la verdad sobra la icónica famosa fotografía que hizo historia
El 6 de julio se celebra el Día del Beso Robado
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El 6 de julio se celebra el Día Internacional del Beso Robado, una fiesta de origen desconocido que se celebra en Reino Unido desde el siglo XIX y que, con el tiempo, se ha popularizado a nivel mundial. Es importante no confundir esta fecha el Día Internacional del Beso Robado con el Día Internacional del Beso, que se celebra el 13 de abril. Aunque ambas celebraciones tienen objetivos similares, como propagar el amor y recordar los múltiples beneficios de besar, cada una tiene su propia identidad. Besar no sólo es una muestra de afecto, sino que también trae varios beneficios para la salud, tales como reducir la presión arterial al mejorar la circulación sanguínea, disminuir los niveles de colesterol en sangre, reducir el estrés y combatir el dolor.
El beso robado más famoso de la historia es, sin duda, el inmortalizado en la fotografía tomada por Alfred Eisenstaedt. La imagen, capturada el 14 de agosto de 1945 en Times Square, muestra a un marinero estadounidense besando a una enfermera. Este día marcó la victoria de Estados Unidos sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial. Aunque la foto se ha convertido en un iono de celebración y alegría, es importante señalar que los protagonistas no se conocían y el beso fue sin consentimiento de la mujer, lo que hoy en día sería considerado inapropiado.
‘El beso de Times Square’
Uno de los besos robados más emblemáticos de la historia es el capturado por el fotógrafo Alfred Eisenstaedt. En esta famosa imagen, se observa a un marinero de la Marina de los Estados Unidos besando a una enfermera en el corazón de Times Square, Nueva York. El marinero la sostiene firmemente por la cintura con una mano, mientras con la otra le sujeta el cuello desde atrás.
La icónica foto, conocida como «El beso de Times Square», fue tomada el 14 de agosto de 1945, el día que se declaró la victoria de Estados Unidos sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial. La imagen formaba parte de un reportaje de la revista Life sobre el fin de la guerra. Además de Eisenstaedt, el fotógrafo Victor Jorgensen también capturó el momento desde otro ángulo.
Aunque la imagen parecía representar amor y celebración, y durante años fue celebrada por millones de personas alrededor del mundo, lo cierto es que los involucrados no se conocían entre sí y la mujer no dio su consentimiento para ser besada. De hecho, según el relato de Eisenstaedt, él estaba siguiendo al infante de marina, identificado como George Mendonça, quien intentaba besar a todas las mujeres que se cruzaban durante la celebración.
En ese momento, Greta Friedman, la mujer protagonista de la imagen, quien trabajaba como asistente de dentista, pasó junto al marinero y él le robó un beso. Inmediatamente después, se separaron y nunca volvieron a encontrarse. A pesar de que la fotografía se convirtió en un icono mundial y apareció en las portadas de numerosas revistas, detrás de la aparente «celebración» se escondía un acto forzado y sin el consentimiento de una de las partes.
Según relató Mendonça, un veterano de la Guerra del Pacífico, a la CBS en 2012, estaba en una cita cuando escuchó en Radio City Music Hall la noticia de que Japón se había rendido y el conflicto había llegado a su fin. Entonces, decidió salir junto a su pareja a un bar a celebrar. Tras permanecer un rato allí, salió y encontró a la enfermera: «Fue un impulso del momento. Había vuelto del Pacífico y la guerra se había acabado. La emoción de la victoria, junto con algunas copas de más, me llevaron a besar a la primera enfermera que vi», explicó el marinero para justificar su acción.
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Curiosidades de los besos
El acto de besar podría tener un origen práctico ligado a la supervivencia, tal y como señalan los expertos. Algunos antropólogos sugieren que comenzó con el «beso de madre», donde las madres pre-masticaban la comida para sus bebés. Este comportamiento podría haber evolucionado en los humanos como un medio para alimentar y fortalecer lazos emocionales.
Durante la Edad Media en Roma, el beso público fue prohibido por las autoridades, al considerarlo un posible vector de propagación de enfermedades en tiempos de plagas.
En algunas culturas indígenas de Sudamérica y ciertas tribus africanas, el beso como se conoce en el mundo occidental no existe como expresión de amor o afecto romántico.
Además de ser un gesto de intimidad, besar tiene beneficios para la salud. Al besarse, las personas liberan endorfinas, que nos hacen sentir felices y aliviados. Este aumento de endorfinas puede reducir el dolor, convirtiendo el beso en una forma natural y placentera de combatir dolencias menores.
Aunque comúnmente se piensa que los inuit se saludan frotando sus narices, este gesto, conocido como «kunik», en realidad consiste más en inhalar el aroma de la otra persona que en un simple roce de narices.
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